miércoles, mayo 31, 2006

Todos somos aerolíneas.


-El nene no me come. No se quiere bañar y no ordena su cuarto. No me habla y esta todo el día afuera. Viene solo para manguearme o para que le compre un profiláctico anfetamínico.

-Dígame, señora, ¿qué hora es?

-Y no solo eso, le compro ropa y me la desprecia. Se viste de manera tal que todos piensen o comenten que es un indiscutible demente. Necesita la luz del Señor para que lo encarrile.

-Sin duda alguna. ¿Qué hora es?

-Ni te cuento de sus amigotes... Parecen un calco de él.

-Claro, claro. ¿Qué hora es?

-Las 7.09.28 del mediodía.

-Gracias.

-Esta bienvenido.

-Bueno, tengo que ir a coserle la válvula suprarrenal a la pecera de la tarántula de Edmundo. [Rompe el longplay de Los Parchis, se inyecta heroína y salta cual renacuajo en celo.]

La mujer no puede comprender su conducta por lo cual se limita a seguir analizando el nuevo pezón de "La Cardone" mientras esparce mayonesa, bijouterie de alta costura y constantinopla sobre su orificio neoyorquino.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

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»

8:46 a. m., julio 20, 2006  

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