miércoles, septiembre 13, 2006

31 de enero.


-A veces creo que deberías dejar de leer, Gerardo. No es que tenga algo contra la palabrería ni mucho menos contra ese conjunto de hojas que tanto te gusta, pero... pero pasas la mayor parte del tiempo sentado ahí, con la mirada perdida dentro de esos libros viejos y amarillentos.
-Eso es cierto.
-¿Es qué no te importa? ¿No vas a decirme algo? ¿Algún consuelo? Me siento tan sola, tan poco querida, no creo que meresc--
-Otra vez no, cachitruli. Otra vez no.
-¿Otra vez? Hace semanas que no te lo pido y me decís otra vez?
-Como sea. No quiero que discutamos justo en este momento.
-Claro, claro. Entiendo. ¿Alguna perversión literaria eh? Debes estar leyendo sobre erecciones y semen, no?. Si tanto te gusta eso, entonces mejor, conseguíte algún donatario. Mira no tengo nada contra la homosexualidad, es mas lo aceptaría si tan solo te...
-Ajá.
-Si tan solo lo asumieras.
-Ah.
-¿Sólo un “ah” va a ser tu respuesta?
-Uh.
-En nuestro matrimonio reside la discordia y lo único que te atreves a musitar es un indiferente “uh”?
-Ok, amor. Voy a proponerte algo.
-¡AL FIN!
-¿Querés tener un hijo?
- ¿..pará?
-No sé, quizás así puedas mantenerte ocupada. Sin duda te vas a divertir jugando y cuidándolo después de las jornadas laborales de las cuales tanto padeces.
-Suena bien.
-Claro, está muy bien. Bueno, ¿mejor?
-¿Qué esperamos? ¡Hagamos el hijo! Que sea hoy. ¡AHORA! ¡Soltá el libro!
-Ya termino, me quedan unas cuatro paginas para terminar el capitulo.
-¡CERRA ESA MALDITA COSA POR EL AMOR DE DIOS!
-Bueno.

-ARRRF
-UUUGGGF-MIIIAAAF
-RURURURFFFF
-AAG
-AH-AHHH-UUUAAAAH
-AYY!
-ÑIACATE!
-IUJUCHI
-AHI AHI AHI
- AYY GERARDITO, GER!

-Lísto.
-AAAW, que bien estuvo.
-Sí, ya tenemos un nuevo entretenimiento.
-Gracias, Gerchu, te amo.
-Yo también, Liliana, yo también, ahora permitíme, debo terminar este capítulo que me tiene muy nervioso.

"—¿Es verdad que los chinos quieren apoderarse del país? —pregunté.
—Esos demonios amarillos llevan siglos esperando para conseguirlo. Lo que les ha parado es que han estado demasiado ocupados luchando con los japoneses.
—¿Quienes son mejores luchadores, los chinos o los japoneses?
—Los japoneses. El problema es que hay demasiados chinos. En cuanto matas a un chino, se divide por la mitad y se convierte en dos chinos.
—¿Por qué tienen la piel amarilla?
—Porque en vez de beber agua se beben su propio pis."

miércoles, septiembre 06, 2006

Diario.

[Ilegible. Recorte de diario.]
Cuando mi vieja se iba y me quedaba solo en mi casa bajaba videos porno. Me tocaba un rato y terminaba con aquella tarea de desobediencia. Creo que el hecho de hacer lo incorrecto era lo que mas goce me daba. Disfrutaba más el hacer algo mal que el mal en sí mismo. Y aunque pajearse mirando pornografia no era un mal, me gustaba pensar cual cristiano ortodoxo que lo era. De esta manera lo disfrutaba mas.
Y así era con todo. Pensaba que algo era poco digno para un ser pueril como yo, para luego hacer exactamente aquello. Por sobre todas las cosas evitaba el espejo. Esa masa de bolitas de cristal formando un todo espejado nunca me atrajo. Justamente por ello me quedaba por horas mirando mi reflejo en él. Era completamente desagradable. Pero no me gustaba hacerlo. Por eso lo hacia. Y nada era mas desagradable que mi propia persona. Gordito con ginecomastia. Tímido. Callado. Introvertido sin un mundo interior emocionante. Aseguro que miraba para adentro y no sabia donde mirar. Creo que no tenia “un adentro”. Pero tampoco importaba demasiado. Era una tortura levatanrme cada día. Cepillarme los dientes de vez en cuando y estudiar. Ni siquiera hacia el intento de fingir algún interés en el estudio. Era ingrato de naturaleza. Y lo sigo siendo hasta el día de hoy. Y no es que tenga algo contra la naturaleza. Estoy convencido de que es lo mas bello que pueda existir. Pero no puedo vivir en ella. Ni con ella.
En fin ese conjunto de extremidades maricas e insípidas era yo. Soy yo, mejor dicho. Prefiero hablar en pasado a afrontar el presente y decir “ESTE SOY YO”. A veces pienso que sería mas acorde referirme a mi mismo como un “ESTO”. Sí, mejor. Esto soy yo.
A pesar de toda la mierda que soy y que me forma soy alegre por momentos. Esos momentos son sólo momentos. Algo momentáneo. Momental. Por lo cual la mayoría del tiempo encuentro mayor placer en la depresión o con suerte en alguna erección. Momentánea, por supuesto. Lo peor es que estoy orgulloso de no ser el estereotipo de persona triunfadora en la vida. Nunca quisiera serlo. Cada día afirmo que el triunfo se encuentra en la miseria, en la decadencia humana. Porque es lo único que caracteriza a éste ser cuadrúpedo. Su eterna e ineludible decadencia. Aun así. Aun considerando todas mis características como triunfales no las merezco. Soy un completo fracaso y esta situación no cambiara por el momento.
Es tal mi fracaso que escribo un diario. Un diario personal y lo publico. Para que alguien lo lea. Y hallo placer en tremenda insatisfacción de ser leído. Quizás así, logro que alguien vea lo asquerosamente inmundo que soy. Aunque seguramente ya lo debe saber. Pero nunca es tarde para repetir. Siempre es tarde. Siempre llego tarde a todo. Siempre soy el ultimo en enterarme que estoy deprimido.
Una farsa.
Una completa farsa soy. Porque todo es una farsa. Y soy mediocre. Por lo tanto soy una maldita farsa repugnante.
Y lo disfruto. Ja! A quien le miento? NO LO DISFRUTO SI QUIERA UNA PIZCA. Todo lo que quiero es una remera estampada con una pastilla y escrito en mayúsculas “PSYCHO”.

domingo, septiembre 03, 2006

Maldita heladera.

“¡Maldita heladera!”
[Las heladeras nunca podrían ser castigadas por la justicia divina. Las divinidades son meros supositorios terrenales incapaces de hacer justicia u obrar a partir de cualquier principio moral o estético]
“¡HELADERA DE MIERDA!”
[Metafóricamente hablando, claro. El uso coloquial del excremento no es valido siquiera para un ser tan pusilánime e inaudito como Ronnie]
Luego de luchar y hasta fornicar con el aparato de helamiento eléctrico se pega una ducha al hombro y se dirige rumbo a su analista.
Una vez en el consultorio del analista, éste observa su ano detenidamente por unos tres minutos. Ronnie despega la ducha de su hombro y comienza a relatarle sus inconvenientes con el aparato electrodoméstico para conservar alimentos.
El analista continua pellizcando y husmeando su ano.
“Son sesenta pesos.”
“P-pero no empecé siquiera a mencionar la complicación obsenica, señor.”
“Sesenta, Ronnie. Es todo por hoy.”
Ronnie permanece en silencio, esperando a que el analista se digne a terminar con su ano, pero éste continua inmerso dentro de sus profundidades excretoras.
Una vez fuera del consultorio, Ronnie saca un pequeño juego de ajedrez plástico y se pone a jugar. La historia es siempre la misma: que el rey se le tira a la reina mientras los peones vouyeristas contemplan silenciosos el crimen. Luego la torre se acerca lentamente y derriba al rey y se coge a la reina.
La gente pasa de largo observándolo con expresiones irritantes en sus caras. Pero, ¿qué mas se puede esperar? Son gentes, piensa Ronnie.
Continua su juego sin darle mayor importancia a la pluralidad de personas fastidiosas danzando bajo sus axilas.