sábado, abril 14, 2007

bvvbv


bbvxcvbbv

martes, octubre 31, 2006

Buenos compañeros.

Le dije
"No cruces más la calle, ché.
Te van a pisar"
Siquiera me miró
y se sentó a ver el trafico pasar,
mientas yo masco
chicle de menta
sin gusto a menta.

A los perros vagabundos
no
les
interesa
la vida.
Y a mí tampoco.

Cruzó
a toda marcha
y se fue.

Podríamos haber sido
buenos compañeros.

miércoles, octubre 25, 2006

Circular- en círculos.

Por momentos tengo la sensación de estar atrapado. Encerrado en una jaula, sin poder moverme. Sintiendo una bola interior que me paraliza. Y quizás, después de todo, no sea una mera sensación alucinógena. Quizás, sí este encerrado. Probablemente sea producto de una incapacidad de relacionarme socialmente. Quizás forme parte de aquel rincón de los asociados sociales. Me enorgullece. Me introduce una licuadora en los sesos de papel que poseo. Me estira cual chicle y una vez estirado y desplegado me comienza a pisar. Comienzo a formar parte del piso a la fuerza. Una vez concluido el acto de formarparteporquenoquedaotra, comienzo a despegarme. Levemente me siento menos atrapado. Pienso con algo de esperanza (aquello bien característico de los débiles y triunfadores) que puedo aplastar la jaula. Que con una mezcla de tristeza fortificante puedo hacerla mierda. Hasta que me vuelve a estirar y aplastar. Comienzo a acostumbrarme. De esto se trata el circulo vicioso de salir afuera, comprar aguas saborizadas, mearlas, para luego volver a comprar otra- y mearla también.

sábado, octubre 21, 2006

Un buen tipo.

Marty se asoma a la ventana ubicada frente a su cama. Mira el techo de tejas de su vecino. La calle. Los postes de luz y mas techos vecinos. Un perro vagabundo y el cielo. Todos ordenados de manera tal para formar una masa uniforme y tétrica. Amenazante, por momentos. Cada objeto unido a otro por la misma pincelada. Sin diferenciarse- delibera. Piensa que se esta volviendo loco.
Quizás sea un mero indicio del mal de la mosca loca. Producto de un mal de estomago. Lía un cigarrillo tras otro y se acuesta a dormir. Espera al momento en que los pensamientos se entrelacen para así generar un nuevo incoherente. Comienza a relajarse y se duerme.

“MARTY, DESPERTATE. ALGUIEN VINO A VERTE”

Era la encargada del hotel CUNTIE SPLEEN. La noche anterior había estado en aquel lugar mugriento con una ramera de autostop. Nada interesante. Un par de culo y senos corrientes.
La encargada estaba furiosa. Pudo olerlo en su saludo. Al menos tenia unas lindas piernas que se contorneaban en la luz artificial de tubo fosforescente.
Aquella mujer lo acuso de haber destruido la habitación numero siete del hotel. Las cortinas, las sabanas, vasos y sillas.
Luego de un monologo severo, salió de allí meneando el culo furiosa. Sin olvidarse de pedirle una suma de dinero a pagar, por supuesto.
Un problema relevante. Merecedor de atención- pensó Marty. Lo resolvió apagando la luz y echándose a dormir.

A la mañana siguiente se levantó casi por inercia de la cama y hechó una visita al cagadero. Intercambió algunas palabras con la pared y salió. Reinterpretaría aquellas sabias palabras con la mujer acusadora en unas horas.
Puso dos huevos a hervir y se los comió con algunas fetas de tocino. Estaban bien. Pero aun tenia que sacarse a aquella mujer de las narices. Si es que queria estar dispuesto a continuar durmiendo en aquel lugar, sin tener que buscar otro alquiler.
Cogió las llaves y treinta centavos caídos sobre el felpudo de entrada. Cerró y bajó hacia el sur. Unas cinco cuadras y ya estaba frente al CUNTIE SPLEEN.

Cuntie Spleen a su servicio” -contestó una voz ronca de mujer gorda y vieja.
“Sí, em, quería hablar con la encargada por favor”
“Un momento”

Aquel momento duró una media hora. Comenzó a atarse y desatarse los cordones de los zapatos para matar el tiempo. Hacia buen sol aquella mañana.

“Usted es el Sr. Marty Lechtard, verdad?”
“Ese mismo”
“Adelante, Marty”

Las puertas del hotel se abrieron. De esas automáticas en las que uno se siente un imbécil por seguir utilizando las manos y las llaves. Todo era tan tecnológico y perezoso. Marty podría acostumbrarse fácilmente.
La mujer acusadora estaba detrás del mostrador. Tenía unos bucles recogidos en forma de araña pollito. Era excitante.

“¿Así que se digno a pagarme Sr Lechtard? Pensé que tendría que recurrir a la justicia”
“Soy un buen tipo”
“Mejor que así sea”

Marty no sabía que decir o inventar. Tenía tan solo treinta y cinco centavos en el bolsillo derecho. En el otro estaban las llaves. Quizás sea una coleccionista de llaves, especuló.

“Por favor, lléveme a la habitación. Necesito verla antes, si no le importa”
“¿No se acuerda de su conducta destructora eh, Sr. Lechtard?”
“Honestamente, no. Ya le dije que soy un buen tipo”
“De acuerdo. Espéreme un momento”

La mujer de pelo-araña-pollito hurgó entre las llaves y finalmente cogió la de la habitación siete.

“Disculpe, esa no era mi habitación”
“¿Cómo que no?
“No, era una de las principales”
“No se haga el gracioso”
“No me hago el gracioso. Si mal no recuerdo era la habitación numero dos”
“¿Que tiene en mente, Lechtard?
“Desearía tener algo, a decir verdad. Prometo pagarle lo agraviado”
“¿Agraviado? ¿Es usted un tipo culto?
“No”
“No es una palabra de tipo corriente”
“Soy un buen tipo”

Usurpó las llaves de ambas habitaciones y juntos tomaron el pasillo. Era un gran pasillo. Estrecho. Parecían haberse olvidado de su anchura en el plano de construcción.

“Por favor, veamos primero la habitación numero dos”- musitó Marty.
“Como quiera, tendrá que pagarme de todas formas”

Entraron. Todo estaba en su sitio. Había una cama con techo junto a un sillón y una pequeña heladera. A Marty le gustaba la cama con techo. Nunca se había recostado en una. Estaba sostenida por cuatro barrotes de madera que le daban un aspecto costoso.
Marty tomó a la encargada por las caderas y forzándola a la fuerza a echarse en la cama con él, posó su mano sobre su pijo. La mujer algo impresionada hundió la lengua en su boca. Era carnosa y de saliva espesa. Parecía derrochar litros y litros de saliva. Marty pensó en las olas del mar. Pensó que terminaría ahogado en aquella bocaza.
Asombrado ante la reacción de la mujer, comenzó a bajarle las bragas. Eran azules y suaves al tacto. Y ahí estaba. Aquel pequeño coño peludo. Investigó con su miembro la zona y notó que terminaría raspado por su estrechez. Comenzó a bombear. Planeaba otorgarle el mejor polvo de su vida. Quizás así podrían olvidar los financiamientos y desastres de aquella noche junto a la ramera.
Marty se echó a un lado. La encargada roció sus testículos con la pierna y éste se vió forzado a continuar. Tan estrecho. No podía pensarlo sin correrse. Era como una planta carnívora devorándoselo por completo.
El techo comenzaba a bambolearse de un lado a otro. Sentían el chasquido de las maderas en las alturas. Pero no era importante. Marty estaba lo suficientemente empalmado como para preocuparse por un techo movedizo y la encargada no paraba de soltar pequeños grititos de avestruz.
Las columnas de madera no eran tan firmes después de todo.
Callo el techo sobre la cabeza de Marty. No tuvo que pagarle a la encargada. Quizás ésta como única allegada recibiría algún cheque por difusión. Quizás no.
En fin, Marty era un buen tipo.

miércoles, octubre 18, 2006

Vaya vida placentera la de los felinos.

Éste tipo Marty, se sentó sobre el césped y comenzó a volverse loco. Hace mucho que no lo hacía, así que tomó su tiempo y esperó a que la locura lo embargue.
Empezó quemando una hormiga con la punta del cigarrillo encendido. Ésta giraba y parecía perder la cordura también. Marty se emocionó y comenzó a darle con la llama directa a las demás hormigas sobre sus cuerpos crujientes e insignificantes.

“MARTY, VEN A AYUDARME CON LA ROPA”
“En un minuto, nena”
“TUS MINUTOS PUEDEN DURAR VIRTUALMENTE TREINTA Y CUATRO HORAS. POR FAVOR NECESITO QUE ME AYUDES CON ESTE CUBO DE ROPA”

La próxima hormiga no irradiaba el mas mínimo gesto de preocupación. Pensó que quizás fuese una hormiga suicida. La dejo ir. Simplemente para no contentarla.

“¡MARTYY!”
“Dame un segundo, querida”

Quemó unas tres hormigas más. Apreció el olor ácido emanante de sus estructuras tóxicas y cogió un ladrillo que estaba al lado del cantero. Esperó unos segundos a la siguiente avecilla que bajase a consumir alguna delicia de su parque.
Llegó un ave de un marrón claro desteñido que no encajaba con su barriga negra. Marty esperó un instante, inmóvil, para brindarle confianza. Ésta estaba inmersa en la búsqueda de algun gusano apetecible.
Marty tomo el ladrillo. Le dio de lleno en la cabeza. El ave pareció perder la conciencia. Hecho que facilitó el secuestro aéreo.
Fue a la cocina. Buscó la lata de picadillo que habían comido con tostadas en el desayuno. Pensó en cortarle una de sus patitas con el filo de la lata, pero tuvo piedad y tomo una migaja de pan. Se la introdujo en el pico.
El ave no parecía demasiado alarmada. Por lo que decidió someterla a una nueva artimaña.
Roció sus alas con un insecticida barato para cucarachas y la encerró en el freezer.

“MISH MISHH” -cuchicheo. "CONDENADO GATO, ¿DÓNDE ESTAS?”
“Tienes que llamarlo por su nombre y vendrá” le informó su esposa en un tono poco cortes.

“¡CONAN DOYLE!”

El gato apareció. Tenía un aspecto soñoliento que a Marty le agradaba. En el fondo lo envidiaba más que a cualquier criatura. Conan Doyle pasaba sus días tirado, durmiendo y saliendo a la noche para fornicar con las demás gatas - o gatos- de la cuadra. Vaya vida placentera la de los felinos- pensaba.
Sacó al ave moribunda del refrigerador y se la entregó a Conan Doyle. Éste separó el cuello de su cuerpo con una sola pata. El ave estaba muerta y Conan Doyle pareció abrumado o simplemente aburrido de verla reposar difunta sobre el piso de la cocina. Sin embargo, se tiró a su lado y comenzó a lamerse el pelaje.

Marty fue hasta el lavadero y tomó a su esposa por detrás. Le dio un largo beso con mucha lengua y le ordenó que vaya a comprar un paquete de cigarrillos y algunas botellas de agua tónica.

viernes, octubre 13, 2006

Dos entradas al cielo, por favor.


1

¡Pedazo de excremento!
El que hizo arder a Juana, él que metió los clavos en el cuerpo de Cristo, él que voto por la Guerra, él rasura-pelos de los granos del Fürer.
El único que merece no escuchar las olas y los gatos fornicar, maldito sordomudo.
Batracio... Batracio. Te odio tanto.
Y es siempre igual con vos. Te quedas ahí, sentado, mirando la nada y tu triste vida pasar. Te quedas por horas, mirando el techo, quizás esperando recibir alguna señal, pero, Batt, no va a pasar nada. Deberías saberlo ya. Esto es así, mira, la vida está en la palma de tu mano. Solo hace falta saber meneársela. Si sabes cómo, entonces, no necesitas de nada ni nadie. De ninguna señal extrasensorial.
Ahora Batt, te tengo que pedir algo. No es gran cosa. Pero, por favor, te pido NO VUELVAS a leer mis escritos sin mi consentimiento. Y sí, sé que no le vas a contar nada a nadie. Si no podes hablar. Pero, te digo, que no puedas hablar ni escuchar no significa que tengas que leer todo lo que esta a tu alcance. Ni mucho menos mis cosas.
Solo espero que no me cagues el negocio. Que no empiezas a husmear y llenarte el culo de la blanca. Estoy dispuesto a darte una pequeña pizca si no volves a pasarte por mi dulce morada.
Atte,

M. Spleen

PD: gracias por entender.




El Batracio y yo fuimos amigos por años, hasta que leyó mi carta de adiós. Pasaron varios días, y aun no escuche noticia alguna del Batt.
Es así como lo quería. No me arrepiento. Tan solo, tan solo extraño las discusiones con él entre señas y golpes.
El Batracio era un buen tipo, después de todo, pero no puedo perdonarle que introduzca sus narices entre mis papeleríos y poemas.
Le puede pasar a cualquiera. Después de todo no es un crimen. Lo cual no justifica nada. Sin embargo, un hombre debe sacrificar lo que debe sacrificar. Sin sentimentalismo ni lagrimas de entre medio.

2

El viento y la lluvia se entremezclaban casi por inercia, mojándole la falda y con suerte, alguna pizca de sus bragas. Ella no parecía notarlo y seguía su curso, cual salmón cleptómano.
Decidí, entonces, apurar el paso y quizás con suerte poder tocar aquel pelo pajoso y roído por la tintura pelirroja. Ella seguía. Continuaba con su cartera mojada y sus tacos ruidosos. Pensé en regalarle mi paraguas. Un caballero no necesita de resguardo contra el chaparrón y además era un verdadero gesto caballeresco para articular. Y no sólo eso. Tendría, también, la oportunidad de hablarle. ¿Poseería una voz femenina y provocativa o seria mas bien grave y poderosa?
Esperaría. Esperaría a que algún semáforo la obligue a parar y entonces, ahí tendría la oportunidad de hablarle y verla un poco mas de cerca.
La lluvia no me asentaba bien. Miraba de reojo a las vidrieras y mi pelo lucía mas grasiento que lo habitual. Mis anteojos llenos de gotas me daban un aspecto bastante estúpido, pero no valía sacármelos. Tenia que ver aquellas piernas contornarse entre pequeños bailoteos y pasos. Tocar aquellas piernas seria como tocar un jazmín o un pimpollo aterciopelado. Que hija de puta. Tenía que encontrar la forma de acercarme y no sabía muy bien que es lo que se hace o dice en dichas circunstancias. Soy un ente retraído y poco amable, pero aun así, merezco algo para mí, ¿no?

3

Louie era mesera de un "café de culto" como lo llamó. Creo que cualquiera que acuda a un lugar así, merece ser escupido y etiquetado como "perdedor" por el resto de su vida. Pero Louise intentaba ganarse la vida en el. Y yo la respetaba.
Entendió muy bien que soy un tipo lleno de problemas y traumas y al principio pareció alegrarse, pero una vez entrada la relación empezó a echármelos en cara. Que debía dejar de tirarme en el remolque a fumar y mirar televisión, que debía salir y enfrentar al mundo, que no hacia nada mas que dormir y escribir. Lo cual me pareció bastante razonable de su parte. Pero yo era esto. Sigo siendo así y no voy a cambiarlo por un par de piernas y chocho andante.
Aquella noche surgió el primer problema. Y para ese entonces ya me había olvidado por completo de su hermosura de la noche entre la lluvia, meses atrás.

"NO VAS A METERME ESA CONDENADA COSA ADENTRO HASTA QUE NO TE BUSQUES UN TRABAJO DECENTE".
Comencé a odiarla. Quería estrangularla, pero noté que si lo hacía estaría metido en graves problemas con la ley. Y no estaba dispuesto a inscribir mi culo nuevamente entre los asientos de los Tribunales.
Así que comencé a buscar un trabajo.

4

Me llamaron del Banco Judío Central y comencé a trabajar en el como vigilante. Era un trabajo fácil. Lo único que me correspondía hacer era estar por horas parado en la puerta fingiendo ser un tipo duro disfrazado de policía. Tenía un compañero que me ayudaba a pasar el rato. El problema era que éste era sordomudo y nunca hubo grandes charlas. Justamente por ésta razón, me agradaba tanto su presencia. Me gustaba operar con "El Batracio" como le decían. Y lentamente empezamos a consolidar una amistad desinteresada. El único problema que tenia el Batt era que le daba duro a la bebida. A veces tenía que aconsejarle a que se tome el día y finja algún tipo de enfermedad. Y él me hacia caso. Seguía mis consejos y yo seguía aprendiendo cada vez más de sus silencios. Quizás por él, empecé a tornarme un tanto autista para con las demás personas. Esperaba que el resto fuera como él, pero el Batt era único. Y por eso lo apreciaba tanto.

5

Hoy, día martes 9 de junio, al llegar al banco me informaron que el Batt estaba en terapia intensiva.
La bebida, la bebida, Batt. Debí haberte insistido con que bajes las dosis. Pero claro, como siempre, no me escucharías. Y no te lo reprocho.
Aun lo quería Al Batracio. Hace unos días, mientras estaba en casa y salí al almacén a comprar unas botellas de tinto, al llegar lo sorprendí leyendo mis escritos. Me enojé, por supuesto. Al estar un poco ebrio actué de forma poco amigable. Lo eché de casa, sin escrúpulos, hecho que hizo enojar a Louie.
Sin embargo estaba orgulloso de haber podido- al menos una vez en mi existencia- exteriorizar un enojo.
Se supone que sigo enojado, aun así, el Batt me sigue gustando. Es un buen tipo.
Al llegar a casa, aquella noche, le informe a Louie, acerca de lo sucedido con mi mejor amigo.
Le dije que me acompañará hasta el hospital. Ella sabía mejor que yo como relacionarse con las personas. Sabía como hablarle a una secretaria o a una enfermera. Yo en cambio, sólo procuraba que no intentaran hacerme algún tipo de diagnostico sobre la marcha.

6

Ahí estaba el Batt, hundido en la camilla junto a unos varios pacientes demacrados por el tiempo. Me estremecí al observar a los viejos y sus tubos intravenosos. Ni mencionar aquellos aparatitos extraños que había por doquier, pervirtiendo la sala. Pero quería ver al Batt y estaba dispuesto a entrar en un hospital inmundo y humeante para visitarlo.
El Batracio estaba con los ojos cerrados y parecía no respirar. Intenté hablarle, pero supe que no me escucharía. Largué un sollozo y algunas lagrimas desesperadas saltaron de mis pupilas. ¿CÓMO PODIA HABERME ENOJADO CON MI BATT?. ¿CÓMO?

7

Unas madrugadas mas tarde, al llegar a casa, Louie me dio la noticia.
El Batt había muerto. MI BATT había muerto. Mi gran amigo. Mi único amigo, muerto. Empecé a destrozar la casa en un ataque de pánico severo. Louie trataba de calmarme. Pero no podía dejar de llorar. Estaba furioso. ¿POR QUÉ? CRISTO, ¿POR QUÉ ME HACES ESTO? ¿QUÉ CARAJOS HICE PARA MERECER ESTO?
Cristo no quería escucharme. Ni siquiera existía. No obstante, estaba muy enojado con los dioses aquel día. Sentía como mi pecho estaba por salirse. Estaba desesperado, hecho migajas y sin Batt.

Fui a su casa. Entre por la ventana y vi mi carta de hace unos días atrás sobre la mesada de la cocina. Al dorso, en su puño y letra, decía: "Marty, tengo cáncer de pulmón, nunca te lo dije. Esta por acabarme. Pero lo voy a terminar yo. Esta noche, me dejo de entrometer en tus cosas.
Cuidado con la llave de gas de la estufa, está encendida".

8

Releí la pequeña nota varias veces.
Louie tendría dos funerales en un mismo día.

miércoles, septiembre 13, 2006

31 de enero.


-A veces creo que deberías dejar de leer, Gerardo. No es que tenga algo contra la palabrería ni mucho menos contra ese conjunto de hojas que tanto te gusta, pero... pero pasas la mayor parte del tiempo sentado ahí, con la mirada perdida dentro de esos libros viejos y amarillentos.
-Eso es cierto.
-¿Es qué no te importa? ¿No vas a decirme algo? ¿Algún consuelo? Me siento tan sola, tan poco querida, no creo que meresc--
-Otra vez no, cachitruli. Otra vez no.
-¿Otra vez? Hace semanas que no te lo pido y me decís otra vez?
-Como sea. No quiero que discutamos justo en este momento.
-Claro, claro. Entiendo. ¿Alguna perversión literaria eh? Debes estar leyendo sobre erecciones y semen, no?. Si tanto te gusta eso, entonces mejor, conseguíte algún donatario. Mira no tengo nada contra la homosexualidad, es mas lo aceptaría si tan solo te...
-Ajá.
-Si tan solo lo asumieras.
-Ah.
-¿Sólo un “ah” va a ser tu respuesta?
-Uh.
-En nuestro matrimonio reside la discordia y lo único que te atreves a musitar es un indiferente “uh”?
-Ok, amor. Voy a proponerte algo.
-¡AL FIN!
-¿Querés tener un hijo?
- ¿..pará?
-No sé, quizás así puedas mantenerte ocupada. Sin duda te vas a divertir jugando y cuidándolo después de las jornadas laborales de las cuales tanto padeces.
-Suena bien.
-Claro, está muy bien. Bueno, ¿mejor?
-¿Qué esperamos? ¡Hagamos el hijo! Que sea hoy. ¡AHORA! ¡Soltá el libro!
-Ya termino, me quedan unas cuatro paginas para terminar el capitulo.
-¡CERRA ESA MALDITA COSA POR EL AMOR DE DIOS!
-Bueno.

-ARRRF
-UUUGGGF-MIIIAAAF
-RURURURFFFF
-AAG
-AH-AHHH-UUUAAAAH
-AYY!
-ÑIACATE!
-IUJUCHI
-AHI AHI AHI
- AYY GERARDITO, GER!

-Lísto.
-AAAW, que bien estuvo.
-Sí, ya tenemos un nuevo entretenimiento.
-Gracias, Gerchu, te amo.
-Yo también, Liliana, yo también, ahora permitíme, debo terminar este capítulo que me tiene muy nervioso.

"—¿Es verdad que los chinos quieren apoderarse del país? —pregunté.
—Esos demonios amarillos llevan siglos esperando para conseguirlo. Lo que les ha parado es que han estado demasiado ocupados luchando con los japoneses.
—¿Quienes son mejores luchadores, los chinos o los japoneses?
—Los japoneses. El problema es que hay demasiados chinos. En cuanto matas a un chino, se divide por la mitad y se convierte en dos chinos.
—¿Por qué tienen la piel amarilla?
—Porque en vez de beber agua se beben su propio pis."

miércoles, septiembre 06, 2006

Diario.

[Ilegible. Recorte de diario.]
Cuando mi vieja se iba y me quedaba solo en mi casa bajaba videos porno. Me tocaba un rato y terminaba con aquella tarea de desobediencia. Creo que el hecho de hacer lo incorrecto era lo que mas goce me daba. Disfrutaba más el hacer algo mal que el mal en sí mismo. Y aunque pajearse mirando pornografia no era un mal, me gustaba pensar cual cristiano ortodoxo que lo era. De esta manera lo disfrutaba mas.
Y así era con todo. Pensaba que algo era poco digno para un ser pueril como yo, para luego hacer exactamente aquello. Por sobre todas las cosas evitaba el espejo. Esa masa de bolitas de cristal formando un todo espejado nunca me atrajo. Justamente por ello me quedaba por horas mirando mi reflejo en él. Era completamente desagradable. Pero no me gustaba hacerlo. Por eso lo hacia. Y nada era mas desagradable que mi propia persona. Gordito con ginecomastia. Tímido. Callado. Introvertido sin un mundo interior emocionante. Aseguro que miraba para adentro y no sabia donde mirar. Creo que no tenia “un adentro”. Pero tampoco importaba demasiado. Era una tortura levatanrme cada día. Cepillarme los dientes de vez en cuando y estudiar. Ni siquiera hacia el intento de fingir algún interés en el estudio. Era ingrato de naturaleza. Y lo sigo siendo hasta el día de hoy. Y no es que tenga algo contra la naturaleza. Estoy convencido de que es lo mas bello que pueda existir. Pero no puedo vivir en ella. Ni con ella.
En fin ese conjunto de extremidades maricas e insípidas era yo. Soy yo, mejor dicho. Prefiero hablar en pasado a afrontar el presente y decir “ESTE SOY YO”. A veces pienso que sería mas acorde referirme a mi mismo como un “ESTO”. Sí, mejor. Esto soy yo.
A pesar de toda la mierda que soy y que me forma soy alegre por momentos. Esos momentos son sólo momentos. Algo momentáneo. Momental. Por lo cual la mayoría del tiempo encuentro mayor placer en la depresión o con suerte en alguna erección. Momentánea, por supuesto. Lo peor es que estoy orgulloso de no ser el estereotipo de persona triunfadora en la vida. Nunca quisiera serlo. Cada día afirmo que el triunfo se encuentra en la miseria, en la decadencia humana. Porque es lo único que caracteriza a éste ser cuadrúpedo. Su eterna e ineludible decadencia. Aun así. Aun considerando todas mis características como triunfales no las merezco. Soy un completo fracaso y esta situación no cambiara por el momento.
Es tal mi fracaso que escribo un diario. Un diario personal y lo publico. Para que alguien lo lea. Y hallo placer en tremenda insatisfacción de ser leído. Quizás así, logro que alguien vea lo asquerosamente inmundo que soy. Aunque seguramente ya lo debe saber. Pero nunca es tarde para repetir. Siempre es tarde. Siempre llego tarde a todo. Siempre soy el ultimo en enterarme que estoy deprimido.
Una farsa.
Una completa farsa soy. Porque todo es una farsa. Y soy mediocre. Por lo tanto soy una maldita farsa repugnante.
Y lo disfruto. Ja! A quien le miento? NO LO DISFRUTO SI QUIERA UNA PIZCA. Todo lo que quiero es una remera estampada con una pastilla y escrito en mayúsculas “PSYCHO”.

domingo, septiembre 03, 2006

Maldita heladera.

“¡Maldita heladera!”
[Las heladeras nunca podrían ser castigadas por la justicia divina. Las divinidades son meros supositorios terrenales incapaces de hacer justicia u obrar a partir de cualquier principio moral o estético]
“¡HELADERA DE MIERDA!”
[Metafóricamente hablando, claro. El uso coloquial del excremento no es valido siquiera para un ser tan pusilánime e inaudito como Ronnie]
Luego de luchar y hasta fornicar con el aparato de helamiento eléctrico se pega una ducha al hombro y se dirige rumbo a su analista.
Una vez en el consultorio del analista, éste observa su ano detenidamente por unos tres minutos. Ronnie despega la ducha de su hombro y comienza a relatarle sus inconvenientes con el aparato electrodoméstico para conservar alimentos.
El analista continua pellizcando y husmeando su ano.
“Son sesenta pesos.”
“P-pero no empecé siquiera a mencionar la complicación obsenica, señor.”
“Sesenta, Ronnie. Es todo por hoy.”
Ronnie permanece en silencio, esperando a que el analista se digne a terminar con su ano, pero éste continua inmerso dentro de sus profundidades excretoras.
Una vez fuera del consultorio, Ronnie saca un pequeño juego de ajedrez plástico y se pone a jugar. La historia es siempre la misma: que el rey se le tira a la reina mientras los peones vouyeristas contemplan silenciosos el crimen. Luego la torre se acerca lentamente y derriba al rey y se coge a la reina.
La gente pasa de largo observándolo con expresiones irritantes en sus caras. Pero, ¿qué mas se puede esperar? Son gentes, piensa Ronnie.
Continua su juego sin darle mayor importancia a la pluralidad de personas fastidiosas danzando bajo sus axilas.

jueves, agosto 31, 2006

Palmeritas, danette, agua manzanicamente saborizada.

-German, tengo sueño. Mejor...mejor dejamos esto para otro día, si?
-esto que?
-digo, esto de escribir y hablar. Hablar y escribir. Mejor dicho, hablar mientras este nos escribe.
-persecuta eh?
-como no tenerla? ESTA ESCUCHANDO TODO.
-cual es el problema?
-es un problema. No me gusta ser escuchado.
-mira, si hay algo que buscas siempre es ser escuchado. Así que no me vengas con estas metamorfoseadas a las cuatro menos diez de la mañana.
-es que..
-es que, que? VOS sos la misma persona. Vos sos él que te esta escribiendo en este instante. Y tambien yo soy él. Por ende somos los dos él.
-lo sé, lo sé. Aun..
-Aun que?
-Dejame terminar, por favor. Aun me incomoda o algo.
-Dejate de joder, Matías.
-Matías?
-Perdón, digo, German.
-Sabes que?
-Claro que sé, si estoy adentro de tu cabeza.
-Me cansaste. No quiero jugar mas a esto.
-Yo nunca quise.
-entonces por que seguís escribiendo?
-Escribiendo?
-Escribiendo, hablando, lo que sea.
-Callate.
-Ok.

miércoles, agosto 23, 2006

SEPTIEMBRE 2006, $7.50 EN TODA LA ARGENTINA.

Dos pares de manos. Dos negras y dos blancas. Aunque, si miraba de cerca, eran claramente extremidades trigueñas. Se acercó más a la fotografía y concluyó:
Son cuatro manos desiguales.
Una de las morenas, era de menor tamaño. O eran de mujer o bien de algún muchacho afeminado. O quizás (muy probablemente), de menor masa muscular.
En fin, aquellas cuatro manos formando una U, lograron captar no sólo aquel mensaje de marca de cigarrillos conocida, sino su completa atención al análisis de sus texturas.
Extirpó la publicidad de la revista y siguió ojeándola, riéndose para sí mismo.
U MANO.
Eso era lo que era.
Eso era lo único que quería saber.
Eso era lo único que quería saber para estar completo.
Una vez relleno, en pleno trance, se distrajo con una resonancia arisca. Un llamado perturbaba su oído. Una voz que delataba una descompostura estomacal reciente.
“SAYKO”
“Uh, sí” contestó.
Entró al consultorio del dentista, casi por inercia. En un estado de alerta pasivo. Tratando de no perder esa complitud obtenida.
“Dígame, usted, conoce aquel instrumento hecho de cerdas distribuidas a lo largo de un armazón, que sirve para limpiar aquel cuerpo duro que posee entre las mandíbulas?”
“Sí”
“¿Por qué no lo usa entonces?”
“Lo uso”
“Cómo explica, entonces, tremenda capa amarillenta de placa bacteriana?”
“No lo sé. ¿Orina?”
“No se haga el gracioso”
Una vez fuera del consultorio, notó que su complitud se alejaba lentamente. Sin dudarlo, sacó de su bolsillo aquella foto de manos entrelazadas en U.
El efecto no fue el mismo. El hinchazón interior no incremento como lo había hecho antes.
Era un humano, sí.
Lo que faltaba entonces, eran dos manos más. Como en la foto. Esa era la clave. Una simple y llana salida a su perdida de complitud.
Durante los dos días siguientes, buscó a mas no poder un par de manos más para complementar su estructura humanoide.
Repisas, placares, almohadones. Dentro de cada cajita vacía de disco compacto. En el lavarropas y también en el caño de la cocina.
Nada.
Salió de su casa. Recorrió las calles locales. Nada.
Le pidió a una amigo que le diera sus manos. También a su madre, a su abuela y a su perro. Nada.
Desafortunadamente su perro no poseía manos como las que él buscaba. Por otro lado, su madre y su amigo eran del tipo de seres egoístas que no estaban dispuestos a entregar siquiera las manecillas del reloj.
Los días pasaban. Estaba por darse por vencido. Hasta que...
Se deprimió. Se encerró en el placard de la habitación de su hermana. Y amenazó con no salir hasta que algún integrante de la familia le otorgará dos manos.
Nadie cedió, por supuesto. Lo que significaba El fin. No lograría sobrevivir encerrado junto a perchas y prendas de vestir por más de una semana. Pero estaba dispuesto a morir. Era un autentico mártir desenmascarado. Un rufián pervertido a la luz de la lámpara de techo.
Dormía hasta el mediodía. De esta manera asegurándose que no había nadie cerca, para ir al baño, comer alguna galletita de pasas y con suerte lamer algún bols con gusto a los restos de comida de la noche anterior.
Cuando se vive en estado de amenaza permanente uno crea la ilusión de que el mundo es una amenaza. Que la gente que forma esa bola de mierda es una amenaza. Probablemente se deba a que en algún momento sus padres lo fueron (y quizás lo sigan siendo). Uno nunca termina de adaptarse a esta situación. Uno piensa que lo va a poder cambiar. Que va a tener aquello que tanto pretende. Alimenta su capricho hasta que la amenaza llega y cae. Y es débil y respirar se torna en un asunto complejo. Hasta que su capricho cede. Termina aceptando dicho entorno y concluye echándose la culpa. Así deja de funcionar, mediante un tedioso y rudimentario “bloqueo”. Escribe sobre este estado. Lee. Escucha canciones y se baja sus letras de algún estúpido buscador de la Internet. Se obsesiona con aquello que parece una salida. Así, crea lo que se llama un “compañero de viaje”. Completamente ficticio, metafórico. Es cuando nota dicha compañía ilusoria cuando se cae de aquella torre que en algún momento construyo. Se hace mierda contra el piso.
Recién ahí. Una vez con los huesos deshilachados, vuelve a mover el resto de sus extremidades. Calienta sus manos dentro de su ropa interior, contra sus genitales y continua con la búsqueda de aquellas otras dos que faltan.
Al mes de encierro, cedió. Salió del placard. Colocó los trajes y blusas apolilladas en sus respectivas perchas. Se preparó un huevo duro y salchichas calentadas en el microondas.
Una vez concluido el acto alimenticio, telefoneo a su amiga con rulos.
¡Vaya, que rulos tenia aquella ramera!
“Hola Efímera”
“Hola Unmasked”
“¿Cómo estas?”
“Normal, creo”
“¿Puedo ir a tu hogar?”
“Claro”
“Ahora voy”
Tiró los platos en la pileta. No estaba dispuesto a lavarlos. De todas maneras, nadie lo notaria. Sin duda podrían reprochárselo cuando deslizasen el limpia fondos. Pero no por aquel entonces.
Llegó a la casa de su amiga Efímera. Lucía garras un tanto tétricas en sus pies. Hecho completamente racional: hacían juego con su alma macabra.
Le contó acerca de la foto de manos en U que había encontrado en la sala de espera del dentista. Efímera le dijo que le ocurría algo similar. Había visto aquella publicidad en un cartel cerca de la facultad. Lo cual, causó una gran alivio dentro de su estomago. Efímera era increíble. Pero el alivio desapareció en cuanto se enteró que quería las manos para introducirlas dentro de algún recoveco corporal que mejor no mencionar.
Estaba solo. Asquerosamente y desagradablemente solo.
Ni su amiga Efímera, buscaba aquella complitud con la cual se había encaprichado.
Su rutina seguía siendo la misma. Dormía durante las mañanas, se despertaba pasado el mediodía y se iba a buscar aquellas malditas manos luego. Llegaba la noche y se quedaba meditando hasta que el gallo del vecino empezaba a chillar.
No tenía las manos.
Ni alguna idea de como conseguirlas.
“Nada” es un buen nombre para un conejo.
Efímera quería las manos. Efímera las necesitaba. Por lo tanto Efímera estaba en una situación similar. Es mas, Efímera también deseaba incorporarlas en su cuerpo.
Se tranquilizó al notarlo y decidió que junto con Efímera seria mas fácil de lograr.
Aquella noche, pegó el recorte fotográfico en la pared que enfrentaba su cama. La analizó hasta dormirse. Tenía la solución a menos de dos metros.
Soñó que un ave de rapiña devoraba su nuez de Adán mientras ésta comenzaba a sufrir una ceguera. Inmerso en el sueño, descubrió lo ilógico que era y se despertó. Tocó su garganta. Todo estaba en su lugar. No poseía cuatro manos. Ni conocía a nadie que gozase de ellas. Sonrió y se volvió a dormir, pensando que tampoco había intimado con alguien que guardase banditas elásticas de plush en la alacena.

sábado, agosto 12, 2006

Alberto no se murió.

"Comprendí que lo que había deseado toda mi vida no era vivir -si se le puede llamar vivir a lo que hacen los otros-, sino expresarme."
Henry Miller


1

Alberto, mi conejo, chilló, convulsionó y murió.
Probablemente por eso morí yo, aunque mejor dicho el día de mi nacimiento fue el primer día en que morí oficialmente.
Muero cada día. Nadie parece notarlo. Juro por mi muerte más sofocante que es así. Por mas que trato de mantenerme erguido y hasta fuerzo mis venas cardiacas a seguir funcionando, llega la noche y muero.
Quizás morir sea uno de mis pasatiempos predilectos. O sencillamente no me quede algo mejor que hacer.
Algunos prefieren dignarse a sentar sus grandes culos en butacas de cine, masturbarse en baños públicos o deleitarse con unos veinte o treinta avisos fúnebres semanales. Como dije anteriormente, prefiero morir.
Era una de esas noches mortíferas, mientras llevaba a cabo una agonía poco severa, cuando una mosca interrumpió el acto desfalleciente con un tedioso sonido de alas chocando contra el vidrio de la ventana del piso de abajo.
Ella también morirá- pensé y permanecí una media hora mas tratando de no prestarle atención al horrorifico repiqueteo moscal.
Allí estaba, quizás desesperada como yo, tratando de escapar.
Por mero egoísmo, no le abrí la ventana. Alimentaba mi sadismo, uno de los tantos fetiches que poseo.
Ella desesperada, yo sintiendo como el calor abandonaba mi cuerpo lentamente. Una combinación mas que erótica para cualquier pervertido del mundo de la pornografía.
Pero sigamos con mi obsesión por la muerte que resulta un tanto mas interesante que la mayoría de los pervertidos pornográficos.
Comenzó cuando tenía quince años.
Ese día fui consciente de mis muertes y desde entonces que no puedo morir tranquilo. Antes, sencillamente no notaba las células de mi cuerpo parar de funcionar o probablemente no QUERIA notarlo, lo cual obviamente resultaba mas sencillo.
Fue un treinta y uno de enero, cuando me admití "Matías, estas muriendo".
Orgulloso de mi descubrimiento, me senté sobre la mesada de la cocina, tome la guía telefónica de páginas amarillas y dizque al azar unos cuantos números.
Recuerdo la primera mujer que me atendió.
"Hola?"
"Hola señora"
"¿Quién es?
"¿Cuál es la importancia de ello?
Colgó.
Para la próxima llamada, decidí que me llamaría Pascal. Me tomarían por un cenicero o con suerte por un retrasado mental. No importaba, tenía que informarle a alguien acerca de mis muertes diarias o terminaría mas muerto que lo usual. Está claro que este dato no podía contárselo a mis padres. Los quería y no era de mi satisfacción hacerles notar sus propias muertes.

"Si?"
"Quería contarle algo muy importante"
"Con quién quiere hablar?"
"Con usted"
"Quién es?"
"Pascal"
"No conozco ningún Pascal"- y colgó.
Pensé que tendría más suerte, pero por alguna razón nadie deseaba escucharme, ni el mismísimo día de mi cumpleaños. No me sorprendió.



2

Estaba por llamar a mi madre y contarle, sin compasión, cuando tocaron el timbre.
Era LA oportunidad, LA salvación, llamando a mi puerta.
Cerré las páginas amarillas y salté de la mesada.
Era un hombre calvo, de unos cincuenta años, ofreciéndome escobas. Nunca sentí atracción hacia dicho artilugio de limpieza, sin embargo, le compré tres escobas. Los mangos eran suaves y olían a aserrín. El hombre calvo sonrió y le dije -por primera vez a alguien- que estaba muriendo.
El hombre se quedó mirándome, yo sonreía.
Otro miserable moribundo, pensé. No emitió ningún comentario, sólo me miraba. Me sentí bien. Alguien me estaba escuchando y posiblemente era consciente de sus propias múltiples muertes también.
"Pareces muy sano- concluyó finalmente.
"No, no lo estoy"
"Perdón"
¿Perdón? Entendí que no sabía nada acerca de la muerte, sonreí nuevamente y entré en la cocina.
Tendría que seguir discando números telefónicos junto a mi alter-ego Pascal, al azar. Nunca sentí placer al pronunciar mi nombre.



3

A lo largo de las dos semanas entrantes, sentí el gran deseo de hacer publicas mis muertes. Podía ver los titulares en los diarios:

"Joven de quince años asegura morir diariamente."

Hasta que noté que lo mas probable era ser tomado por un enfermo-esquizoide-bipolar-suicida-maniático más. De esta manera, abandoné mis deseos de informe mortífero para con los medios. No deseaba terminar explicándole a ningún malparido acerca de mis muertes y mucho menos tener que hacerlo encerrado en un neuropsiquiatrico. Aunque mas tarde, así fue. Pero dejemos la "pérdidadedignidad" para la próxima ocasión. En ese momento simplemente intentaba deshacerme de alguna manera de las continuas muertes nocturnas.

Al año siguiente, luego de tratar reiteradas veces de dar a conocer mis muertes y fallar, opté por encerrarme en mí o mejor dicho guardarme las muertes sin tratar de compartirlas con nadie, como en realidad lo venía haciendo hasta ese entonces.
Había dejado de usar mis pantalones azules con rayitas rojas y esos buzos horrendos de colores. Sólo estaba dispuesto a lucir gabardinas, corderoys, lanas y abrelatas que fueran negros. Creo que era la manera mas fácil y estúpida de lucir la muerte. La muerte no era negra en ese entonces, ni ahora. Pero el negro era uno de mis colores favoritos y además combinaba bien con mi alma sufriente.
Alma no poseo y sufrir es solo un sentimiento[1]. Un sentimiento es simplemente ese hueso sin carne que nadie quiere comer. Eso. Nada más que un simple, desagradable y humeante hueso.
Lo curioso era que tenía, y tengo, una gran colección de huesos en casi todo lugar.
Me encargaba de juntar los platos luego de todos los asados. De esta manera, me aseguraba de guardar los huesos que los comensales habían dejado una vez concluido el acto alimenticio. Con la típica excusa de "se los voy a dar a los perros", mi colección incrementaba. De todas maneras, estaba más que claro que los envolvía en papel celofán, para luego guardarlos bajo la almohada, junto con otros cuarenta y siete coma cuatro huesos mas.



4


Guardarme la muerte se estaba tornando en perjudicial. Me consolaba pensando estupideces tales como "acaso hay algo que no lo sea?". Así, comencé a desarrollar una autocompasión mas desagradable que la muerte misma.
Por lo cual, tratando de salirme, comencé a escribir con marcador indeleble los respaldos de los colectivos. Siempre la misma frase: "Estoy muriendo". Mas tarde le agregué un "...y usted también".
Nadie nunca se quejo mientras el marcador indeleble emitía destellos en los asientos. Sin duda eran cómplices. También estaban muriendo.

[1] Si hay algo que me logra excitar continuamente son mis contradicciones. Sin ellas, los talones de Alberto carecerían de sentido explicito

martes, julio 25, 2006

Te perdí.

la gran puta
que lo pario
pienso
mientras estoy sentado frente a la pantalla de algo que simula ser un computador de luli.
la gran
la gran puta madre.

Son risas.

Sonrío
ante los discursos
de los enfermos mentales,
sin dientes,
con pelos teñidos de rubio.

Me río de ellos
Hasta que noto
que soy igual-
o quizás peor.

Suben dos chicas,
me río de ellas.

Probablemente ellas
se rían de mi

en sus sueños
.

7 am.

Siempre está lleno
el tren
y duermo
y un niño me mira
desde el vientre de su madre.

Ella no sabe
como hornear
alcauciles.

domingo, julio 16, 2006

Sudarios.

Cuando pienso
en palabras,
pienso en ojalillos.

Cuando pienso
en ojalillos,
pienso en el sueño
que soñé ayer.

Cuando pienso
en el sueño,
pienso en que extraño
el sueño,
porque estabas ahí.

Me besabas,
te besaba,
mientras todos miraban la película.
Luego nos miraban
y no importaba
porque a mí no me importaba.

Y te llamaron,
fuiste.
Esperé a que vuelvas
pero desapareciste.

Te busqué,
te busqué.
Ya no estabas.
Mierda.
“¿Dónde carajo está?”,
pensé.

Subí la escalera,
la bajé,
tiré hierba al piso,
y la levanté
y ya no estabas.

Maldita heladera (Parte 2)

Sea mero pasatiempo o no, Ronnie se sentó con su juego de ajedrez en el retrete de la señora Miller, esposa del hijo de puta de su padre.
Su mente daba lugar a una filmación bizarra: un egomaníaco consumiendo líquido de berenjena al compás de un disco de Brahms. Cuanto mayor era la tensión sinfónica más y más líquido berenjenico introducía en sus fosas nasales.
Sin poder concentrarse en el juego, Ronnie prolongaba mas de lo debido el fetiche de los peones, olvidándose de la Torre heroica. Casi a gritos la reina pedía ser rescatada mientras el malparido del rey gozaba del vaivén clioriano.

'Ronnie, ¿estás bien?"
“No podría estar mejor, señora.”
“Llevas mas de media hora ahí adentro, empiezo a preocuparme.”
“No debería.”
“Necesito enjuagar mis pestañas”
“Puede hacerlo en la cocina.”
“Por dios santo, Ron, es mi baño.”
“No demoraré. Ahora permítame concentrarme.”
“¿Concentrarse?”
“Sí”
“Si es eso lo que quieres, adelante.”

Ronnie trataba de descifrar el significado de aquel egomaníaco vegetariano en su cabeza. El tiempo pasaba y la señora Miller parecía impacientarse. A tal punto llego su turbación que fingió un sofocamiento que Ronnie pudo notar claramente como ilusorio. A éste le siguió un mareo, una descompostura estomacal y hasta una pulmonía carnal.

“Señora, por favor, son unos segundos mas y el baño es todo suyo.”
“El baño ES mío.”
“Sin duda.”
“Hágame el favor de salir de ahí adentro.”

Ronnie guardo su set de ajedrez, dejando a la reina entre déspotas gemidos orgasmicos. Sin poder sacar aquella película de su cabeza, levantó sus pantalones, enjuago su saliva y salió del baño.

“Necesito una explicación convincente.”
“No necesito convencer a nadie, señora, disculpe”.

Tomó su saco, su mochila roída por el tiempo atemporal y se esfumo entre la ciudad sepulcral. Sepulcros en cada persona. En sus caras mayormente. Pero claro, nadie mas que él notaba dicho artificio insalubre.
Una vez en su casa, desenterró una valija violeta de una de las macetas que maceteaban pasivamente sobre el balcón de su habitación. La pintura estaba desgastándose y se asomaba la típica negrura epidérmica de la mayoría de las valijas. Sin un gramo de preocupación, abrió la valija y saco de su interior un paquete de cigarrillos, su taza preferida y un libro de poemas de Charles Baudelaire.
Tomo el libro del lomo y -de manera rutinaria- sacó el boleto de colectivo utilizado como señalador. Leyó en voz alta su poema preferido mientras encendía un cigarrillo con su avejentada glándula prostática.

"En la pierna, una media rosa bordada de oro,
tal como un recuerdo, perdura.
La liga, como un ojo secreto que flamea,
diamantino mirar fulgura."
Aquel séptimo verso lograba capturar su atención. De hecho Una mártir lograba despojarlo de toda ansiedad por completo. Una vez alejando del film berenjenico, sacó el juego de ajedrez y prendiendo otro cigarrillo, logró librar a la reina de aquel hijo de puta que se hacia pasar por rey.

viernes, julio 14, 2006

Formol.

No soy lo que soy
cuando soy aquello
que no soy.

Soy una patada en el aire
con Ketchup
y jengibre vencido.

Soy un demente mental,
estúpido
y poco viejo.

Soy aquello que no querés besar
antes de dormir-
ni después.

Soy un simple molusco,
la fiebre causada por el
abrigo que no enchufaste ayer
entre tus sobacos.

No quiero ser
todo lo que creo que no soy-
Ni Irlandés
con cabeza de polla.

Mientras,
compraré atletismo barato,
por docenas,
en la carnicería.

miércoles, julio 12, 2006

Picores.

Su cabeza gira. Su cuerpo gira. Todo parece girar a una velocidad constante. Sus brazos girando se encogen. Sus piernas amnésicas lo mantienen erguido, aun así sigue girando- y encogiéndose.
Edmundo no es mas que una simple hormiga.
No mas felatios, no mas café con leche en el desayuno. Todos su intereses parecen haberse reducido al sudoroso cortar de hojas.
Su esposa, indiferente, lo levanta y coloca en la palma de su mano. Le habla. Le informa sobre el paciente que atendió al mediodía, mientras él se encontraba royendo hojas a mas no poder.
Le cuenta sobre cuentas corrientes y sobre llamadas telefónicas. Sin embargo, él continúa ahí, encima de la palma de su mano, haciéndole cosquillas y simulando algún interés. Está claro que no le interesa. Únicamente procura no dar un movimiento que pueda llegar a altearla y de esta manera, terminar aplastado por zapatos baratos de tacón.
Ese conjunto de extremidades ováricas, persiste relatando historias sin siquiera cortarle un racimo de uvas que bien podrían calmar aquella sed inexorable que posee en todo momento.
"Mira Ed, no soporto que no me dirijas la palabra. Que seas una hormiga, bueno, lo tolero. Pero... ¿qué no me hables?”
Ed continúa recorriendo su palma en círculos, tratando de no provocarle mas cosquilleo del que su mujer puede aguantar. Sin duda terminaría hecho puré de arvejas.
"Ed, que no me hables, que seas una hormiga, bueno, lo tolero. Pero... ¿qué no me cojas?"
Edmundo, inmóvil, trata de bajar hasta su zona genital. Quizá algún hormigueo en el coño de su mujer podría revertir la situación y con suerte podría ser aun mejor que el mejor de aquellos libidinosos polvos antes de pernoctar.


Percibe con sus antenas los ronquidos de su mujer y se aleja de la habitación. Temeroso a toparse con alguna cucaracha, algún ciempiés, algún bicho bolita, atraviesa el living y la cocina, hasta cruzar la rendija de la puerta.
Una vez entre la rendija, permanece unos segundos atento. Asegurándose la ausencia de cualquier amenaza bichal.
No parece haber ningún ser amenazante, mas que el sapo Víctor Hugo -así le había apodado su mujer algún tiempo atrás- que se encontraba muy ocupado entonándole una serenata posmoderna a la sapa vecina.
“Imposible tratar de ligar con ese canto”, pensó Edmundo.
Víctor Hugo necesita urgente una afinada de las parótidas.
En fin, llega a la madriguera donde se encuentran aquellos seres que simulaban ser como él. En apariencia, sin lugar a dudas, eran idénticos. Pero Edmundo, quizá por timidez o por arrogancia, casi no prestaba atención a sus vociferaciones nocturnas. Permanecía la noche entera tratando de buscar alguna solución a su situación actual. Hasta que alguna hormiga apoyaba una de sus antenas sobre su abdomen. Acto que lo deleitaba mucho. Posiblemente ello era lo mejor de ser hormiga. Pero aun así, no lograba distraerlo por completo.

Una noche de desvelo, una hormiga ramera le ofreció huir de aquel mugriento lugar y no sólo eso, sino procrear cada noche antes y después del amanecer.
Edmundo, dudoso, le dijo que no habría mayor complicación y que la noche siguiente partirían hacia quien-sabe-dónde.
En caso de algún estúpido arrepentimiento, no se presentaría la noche entrante.

Llegó la noche. Una vez terminado el tedioso y rutinario monologo de su esposa, se dirigió al lugar donde había conversado con la ramera la noche anterior.
" ¿Estás listo?", preguntó la ramera.
"No. Pero no es mayor problema, vamos."
"Estas seguro?"
"No. Vamos"

Juntos, sin equipaje, sin alimento, sin libros y sin goma de pegar abandonaron la madriguera y se lanzaron a la suerte de sus ácidos fórmicos.

xxxxx

Años mas tarde, su esposa absorbía electroshocks y era amenazada por unas treinta pastillas antipsicóticas diarias.

“Tu marido está bien. Esta viviendo con otra mujer hace nueve años, pero legalmente sigue siendo tu cónyuge. No te preocupes, Leonor, pronto saldrás de este lugar. Pronto estas visiones que tenés desaparecerán y ahí comprenderás y podrás ver con tus propios ojos que tu marido no es una hormiga. Que simplemente vos y él están viviendo separados”, explicaba de forma nauseabundamente pedagógica la enfermera de turno.

Esa noche Leonor no pudo dormir. El cosquilleo de Edmundo no se lo permitió. Aun estando internada, Edmundo atravesaba todas las rendijas de las puertas y le ofrecía su compañía y algún resto de cartón o algodón.
Luego le seguirían aquellos hormigueos diarios, dentro del coño, que tanto disfrutaba.

domingo, julio 09, 2006

Puta.

Te invito a abrir las piernas. Apartar una de la otra. Una vez que tu cuneta esté al descubierto, quiero sentirte eructar. Quiero que sonrías y que sin dejar de tararear el arroz con leche me empieces a succionar.
Una vez concluido el acto carnal, deseo que arranques cada hoja virgen del libro que acabo de comprar. Destrózalo. Descuartízalo con aquella furia femenina que tanto me provoca. Una vez hecho pedazos, devóralo. Mastícalo cual mujer hambrienta saciando su apetito. Pero no te desnudes. No lo hagas. Te lo ordeno. Mis ilusiones serian derrumbadas a la fuerza, si lo haces. Continúa masticando. Nadie nunca lo hizo mejor. Sos una puta. Puta de mierda. No quiero tu sudor ni tus besos. Quiero que saques ese orto maldito que comienza a perfumar mi almohada.

jueves, junio 22, 2006

¿Y SI ESTA SEMANA LE TOCA A USTED?

Dos sobrecitos de edulcorante en el bolsillo derecho. Los busco. Mierda. No están mas ahí, donde se SUPONIA que debían estar. Decime, ¿por qué carajo me tuve que cambiar el pantalón y dejar en el otro que tenia puesto los malditos sobrecitos edulcoranteros?
En fin. Café con galletitas Lincoln adentro, sí, solucionado. Un rico café amargo sin un gramo de dulzor pero...con ricas, ricas galletitas en su interior dándole un gusto agradable.
Mensajito de texto titilando dentro del celular. Lo leo, mientras me cago de frió a causa de la ventana abierta. "Ché esta todo bien?".
Probablemente si estaría todo bien no estaría sentado en este puff violeta con la pc en mis piernas. ¿Por qué habría de estar mal, entonces?
Cierto, mi abuela esta internada, quizás se muera. Y no siento nada. De nada, de nada. Quisiera sentir, pero no. Lo repito, confieso: NO SIENTO NADA. De esta manera le doy algún tipo de importancia. Al menos esta presente. Quizás esté tan presente que no lo puedo presentar. Una vez que se muera AHI me voy a arrepentir. Ahí voy a llorar y estar triste y toda esa gran pajeada que representa la muerte de un ser querido.
Alguien sube la escalera de la torre. O es el perro jugando con los escalones?
El perro, el perro. Por suerte. No tengo tantas ganas de dar alguna explicación estúpida por la cual tener los dedos helados a causa de LA VENTANITA ABIERTA.
En un rato la cierro. En un rato.
En un rato, también, apago la radio y la luz de la parte de arriba. (La torre tiene dos pisos, pero es pequeña).
En un rato apago la estufa.
En un rato me pongo las zapatillas, entro a mi casa y conecto el msn, solo para adictear un rato. Detesto el msn. Justamente por ello emeseneo todas las noches.
Me hago una paja y me siento culpable y me da paja limpiarme los fluidos seminales atorados adentro de la uña del dedo gordo del pie. El pie izquierdo.

"Allí fueron creciendo hasta que grabaron con Led Zeppelin. Ahora que viva la mezcla..Vamos con Ebo, Forget Myself". Creo que dijo Ebo. O Ivo.

No suena TAN mal, pero no por casualidad me acaba de agarrar picazón en una tetilla.

Express yourself, dont repress yourself dijo Madonna hace un rato. Lo cual me hizo pensar en el calzoncillo que deje tirado en mi cuarto. En la paralización terrenal que se produce con el maldito conchudo e hijo de puta Sr Mundial. Germany 2006 creo que es el eslogan. O no. No sé que es un eslogan. Tampoco sé porque la ventana sigue abierta. Mucho menos porque su abritud me da frió en los dedos, mientras tecleo esta gran cantidad de forreadas.
Leo algunas de las pelotudeces que algun "pelotudo que no tenia nada que hacer" escribió en mi pobre torre. Escribir las paredes es muy sensual. No sé porque entonces si lo hizo tuvo que escribir ese graffiti: "Había una vez un pelotudo que no tenia nada que hacer y se puso a leer esto".
Yo no soy pelotudo, soy maricon.
Quizás se deba a mis testículos, probablemente. Pero no creo que los haya visto. De todas maneras lo perdono por haber escrito "Opa, opa, opa con quesoca" o el muy vegetariano "Sed-d-k-mello".

Llego el momento.Cierro la ventana, me pongo las zapatillas, apago la estufa, hago la cama (mentira), apago las luces y me voy a chatear un rato Con Ogyr, el pato.

martes, junio 20, 2006

Pulserita.

  • Cajones de naranjas
  • Homosex
  • 12 nuevas patologías
  • Existencia de mingitorios insignificantes
  • Cierres amarillos (manchados con barro)
  • No cambiaría nada
  • Solitariando

Y tantas cosas mas para comprar. Nada de Jumbo, ni Carrefour ni Disco. Tía Express.
Nada de góndolas, aspiradoras de aspirinetas espirituales.
Boleto agujereado por el agujereador de boletos del colectivo. En él están escritos los artículos de limpieza. (Homosex es pura artilugia clandestina). Adentro de sus intestinos.

No sé porque quiero comprarlos, prefiero una verruga con pelos de mujer.

  • Tuercas de rollito higiénico
  • Mantel arbólico
  • Miopico
  • Calendario de Biogenesis
  • Buscar la verdad
  • Postulato Lixiomaginequico
  • Verdura
  • Mas verdura
  • Verdín.

Dolor Agónical no tiene artículos de limpieza en su lista. Me mira confundida y le agarro una teta. Me canta una canción de Strauss con sus nalgas mientras sonrío pensando en pensadurías- y ladrillos.

domingo, junio 18, 2006

Diario- Página 1/2.

Trataba de recordar con precisión que NO sé fumar. No sé fumar en la calle. Tampoco en el baño ni en el jardín.
Me tiro a mirar esa forrada celestial decorada con pequeñas lucecitas lucernágicas que no son nada mas que simples pedos a la distancia, encima del jardín. Sobre esa especie de colinita que esta mojada yace mi culo. Hace frío y hay un sapo quieto al cual ni le intereso.
Saco el reproductor de mp3 de mi bolsillo y taladro mi cabeza con el Where-is-my- mind-Placebico. Tiro el cigarrillo entero y sigo mirando las nubes, que por cierto son irritantes y sin sensualismo aparente.
Até al perro para que no me venga a hinchar las bolas y el pelotudo se pone a ladrar. ¿No se da cuenta que son las tres de la mañana y que si alguien se levanta y me ve tirado en el parque fumando va a ser para problemas?
Es que... no sé fumar. Me aburre. Debería practicar para que me excite o algo, pero es tremendamente aburrido y no me da ni un poco de placer carnal o verbal.
Así que no volveré a fumar. Solo necesitaba chequear lo fastidioso que es.Debería ir a charlarle a un analista sobre mis uñas y las comisuras de mi boca. No puede ser que me deprima cada ves que termino un libro. Ni que tome café cuando tengo ganas de dormir ni que muera de sueño y me quede escribiendo algo tan poco interesante que necesite subirlo al blog para que nadie lo lea o simplemente guardarlo en mis documentos para que se pierda con los demás archivos que poseen la misma historia hemorrágica. No puede ser que escriba oraciones tremendamente largas y sin sentido aparente y que encima le ponga una hache a una palabra que no lleva hache y repita tantas veces la “y” que resulta insoportable no solo de leerlo sino de escribirlo.
"Que tu mujer te engañe hasta con los buzones; que al acostarse junto a ti, se metarfosee en sanguijuela, y que después de parir un cuervo, alumbre una llave inglesa."

viernes, junio 16, 2006

Paja Mental.

"A nadie le puedo decir lo que me pasa porque no sé que me pasa"
"¿Tu psicologa, amor?"
"Me está por dar el alta"
"¿Y ese boludito nuevo?"
"No puedo explicarle las cosas como quisiera"
"¿No crees que deberías dejar por un tiempo todas esas cosas?"
"Sí"
"¿Y entonces?"
"Es que no hago nada"
"Hace algo entonces, tonti"
"Todo lo que hago es necesariamente mas adelante. El martes empiezo a mover mi culo"
"Bueno ché no es tanto tiempo. Hoy es viernes"
"Es mucho tiempo"
"No seas boludo"
"¿Ves que necesito un psicologuette que me saque todas estas cosas?"
"Siempre lo mismo vos eh. Siempre te ocultas en tus psicologeadas y no haces una mierda"
"Soy un pajero, es cierto"
"Cambialo si no te hace bien entonces............"
"¿Te pensas que no quiero cambiar todo esto?"
"No se puede pensar nada con vos. Siempre tenes algo que agregar. Algo para contradecirte"
"Lo mismo hago con el psicologo nuevo"
"Dejate de joder un poco por favor, vas a terminar hecho mierda"
"¿A terminar? ¿A terminar? ¿Te pensas que no ESTOY hecho mierda? ¿Qué te hace pensar que no lo estoy?"
"No estas hecho mierda. Sino no podrías escribirlo aca. Solo estas un poquito mas alterado que lo habitual"
"Siempre pasa eso. Dura unos días, estoy acostumbrado"
"¿Por qué haces esto?"
"Porque al menos puedo ser sincero conmigo mismo"
"¿Por qué no le decis estas cositas a alguien?"
"Porque siempre estoy invadiendo con mis cosas a todo el mundo. Estoy harto de que sea asi"
"Por favor no empieces otra vez con los "hartos". Y ademas sabes bien que no invadis"
"¿Ves?"
"Sí, veo cuanto necesitas alguien que te de un beso y un abrazo y te haga olvidar de todas estas pelotudeces que te pones a pensar"
"No son pelotudeces"
"Lo sé"
"Deberías hacer algo. Lo que sea. No quiero ser reiterativo ni que pienses que te hago reproches, pero hace algo, no te quedes por horas encerrado leyendo, escribiendo o pensando"
"¿Te pensas que no quiero?"
"Solo tenes que dejar de aguntar las cosas, ché. Dejar de pensar y actuar un poco mas. Sé que suena areceta de cocina, a Paulo Coelho. Pero ché ché ché HACE lo que quieras sin pensar previamente tanto. No es que vas a matar a alguien o sacarte un brazo. Si queres pintarte el culo de violeta y pasear por la calle, hacelo! basta de joder. Enserio"
"Decirlo es facil..."
"Mas para vos que sos un chamullo en persona. Una gran pajeria humana. Pero te quiero por eso"
"¿Qué tiene que ver? [No hace falta decir eso para hacerte el enfermito boludo. Todos sabemos que estas hablando solo y vos mas que nadie]"
"Tiene que ver que quiero que termines con todas estas cosas mentales y te dediques mas a lo "practico" a lo real (sí, no me mires con carita). A lo de todos los días."
"No puedo"
"Lo sé, yo tampoco. Pero así está MAS que claro que no podes sobrevivir. Ademas, perdoname pero SI PODES!"
"¿Cómo mierda hago para NO sobrevivir?"
"Siempre se sobrevive"
"No"
"¡Por dios! Basta. Dijimos que ibamos a hablar de cosas REALES. Cosas que puedas tocar y cambiar, sí? Dejate de joder un poco, me pones nervioso"
"Perdón"
"No me pidas perdon"
"Ok"
"Ahora te enojas conmigo, no?"
"No me enojo"
"Bueno, mejor así entonces"
"Quiero ser feliz"
"Jajajajaja. Sentirse feliz es una cosa, pero ser feliz..mmm. Deja de pensar un poquito, hace cosas y vas a ver como te vas a sentir mejor"
"Lo sé"


Hablar solo es una gran mierda. Pero hacerse el esquizofrenico puede ser divertido. Total...es solo un rato, luego, como siempre, uno vuleve a sí mismo y sigue jodiendo con las pelotudeces diarias. Y eso es lo mas divertido: atarse los cordones con la boca sin necesidad de comprar el diario.

jueves, junio 15, 2006

10 de trébol.

Encerrado por días enteros dentro de esta habitación. Sin música, sin libros, sin absolutamente nada, mas que cuatro paredes, un techo y un piso de madera crujiente. Hago un paso, escucho el “pñack” de la madera conversando con mi zapato y sigo pensando en cualquier pensaduría pueril.
No hay nada que hacer. Sí tan solo tuviese una hoja y un lápiz, todo cambiaría. Pero no, no hay. Solo mi cuerpo, yo y las paredes.
No hay luz, no hay agua y no hay comida. Creo que en tres segundos y medio moriré. Hace mucho calor. Transpiro y no me saco la ropa. No sé porque. Tengo el suéter mojado, los pantalones y la remera disfrutando de las cascadas voluptuosas presentes en su interior. Ma que cascadas? Sudor. Transpiración de la pegajosa, de la mas desagradable.
Sigo sin saber que carajo hacer. Llorar, gritar, reír, saltar, correr, dormir, pestañar, respirar, mover un dedo del pie, palpar una erección, jugar con mis rodillas, lamer el suelo, salivar... ¿Para qué?
NO SE QUE HACER. Estoy desesperando. Desesperando y no quiero gritar porque podría ser peor. Golpear las paredes conseguiría invadir con intranquilidad mi tranquilidad intranquila.
POR DIOS. BASTA. POR FAVOR. Quiero dormir y soñar y olvidarme de esto. POR FAVOR.
ALGUIEN ESCUCHE. Listo. A la mierda. Me puse a llorar como una maricona. ¿Para qué? Quizás simplemente para hacer las cosas peores o para darme lastima, como de costumbre. POR DIOS. QUIERO SALIR. QUIEROSALIRQUIEROSALIRQUIEROSALIR. NECESITO SALIR.
Entonces me arranco los pelos. Me pego contra la pared y me caigo al suelo.
“¿Por qué seré tan enfermo?” pienso. Veo lo estúpida que fue esa reacción y procuro no volver a efectuarla.Tomo la calma nuevamente y trato de dormir. Ya alguien me sacará. Ya estaré afuera jugando al póquer y acariciando sartenes.

Mocoretá.


Y llega la noche,
y se hace de día
y como medialunas.

Me rasco la axila,
vomito la comida
y mato mosquitos antes de dormir.

La espalda me duele,
me hago una paja
y salgo a correr.

Me baño,
me seco,
me visto y desodorantizo mi culo.

Y llega la noche,
y se hace de día
y aun sin una concha para coger.

lunes, junio 12, 2006

1920-1994.

Quizás toma café para quemarse la lengua o quizás se queme la lengua para tomar café. En realidad es capuchino. Ese que tiras un polvito, agua caliente y ya está. Nada de café ni leche ni algodones destilados: simplemente polvito.
Entonces se quema, abre “Pulp”, ese libro amarillo, editorial anagrama, con unas piernas y la sombra de un hombre en la tapa. Sensuales, por cierto. Digo, los tacos rojos son sensuales. El culo, no. Es aburrido. Como casi todos los culos. Se creen copados por tener una raya y un agujero archipielágico. Cualquiera posee dichos atributos, el tema está en el cáncer de glúteos que puedas –o no- adquirir. Eso dependerá de la fama y del coqueterío producido por tus cachas, pero ese no es el tema, no por ahora.

Como decía, abre Pulp y lee:
“-¡BELANE! ¿QUÉ ESTÁ HACIENDO?
-¿HACIENDO? ¿HACIENDO? ¿QUÉ QUIERE DECIR? ¿DÓNDE COÑO ESTABA USTED, GROOVERS?
-EN EL LAVABO. ¿POR QUÉ HA GRITADO?
Señalé.
-¡TIENE USTED UN CADÁVER EN ESE ATAÚD! ¡UNA NENA, CON UN PAR DE BUENAS TETAS!
Groovers fue hacia allí y abrió la tapa.
-Aquí no hay nadie, señor Belane.
-¿Cómo?
Me acerqué y miré. El ataúd estaba vacío.”

El capuchino se enfría. Me arrepiento de haber pedido una chocolatada en la estación de servicio al mediodía. Estaba horrible. Para compensar ese arrepentimiento entonces ahora degusto un gran, gran, gran capuchino de polvito. Simplemente polvito.

Me levanto de la silla y cierro la puerta. Nada mas fastidioso que escuchen mis tipeados suicidas a las doce y media y cincuenta y cinco segundos de un deprimente domingo disacárido.
Así que...sí, el alcohol y las drogas son malas para la salud. No tomes alcohol ni utilices drogas, podrían considerarte cool y querido amigo mío, no sos cool. Sino no serias mi amigo. Por cierto, no tengo amigos. Bueno, imaginemos que los tuviese. De existir no serian cooles. Probablemente serian unos netos cotonetes amazónicos, sin lunares ni tegumento dermatológico.

viernes, junio 09, 2006

Jeanine.

Sentada sobre la tapa amarillenta del inodoro, delibera. Su ano contrayéndose y eructando maldiciones provocativas de puro ensueño infantil. Un porta ligas deshilachado y su bombacha baja conforman una mujer salvajemente visual. Pensativa, cerrando los ojos y abriéndolos lentamente, lleva a su cara la mano derecha. Sus uñas rojizas pueden ser fácilmente confundidas con el charco de sangre que hay bajo el retrete. El excremento atravesando su recto, sus ojos despreocupados y la sangre menstrual podrían llegar a despertar al hombre tendido sobre la bañera. Plácido, muere. Ella sin advertirlo sigue contemplando algo que parece no tener forma. Ni el pútrido olor menstrual parece interrumpir su línea de pensamientos. Ni el hombre muerto con la palma ensangrentada, ni los gases corporales que se desprenden de sus nalgas. Sigue inmersa en sus fantasías sin siquiera darle importancia a los llamados en la puerta.

La torre.

Faltan tan solo tres escalones y llegas” trataba de pensarlo tal como lo había sentenciado mi mente hace medio segundo atrás. Por alguna razón que desconozco el aire comenzó a faltarme y acelerando el ritmo cardiaco trate de absorber cual esponja la mayor cantidad de aire en el menor tiempo posible. Fracasé. No había aire.
Ahora que lo pienso quizás nunca lo hubo. Quizás solo pretendía su existencia porque estabas al lado mío. Pero ya no estas. Entonces ya no hay mas aire.
¡Tan solo tres escalones para llegar!
Te fuiste y me caí tres escalones mas abajo.
Las paredes angostas me atemorizan tanto que creo que ni seré capaz de arrástrame hasta llegar abajo.
Simplemente no puedo creerlo. ¡SOLO TRES! ¡SOLO TRES Y LLEGABA!
AHORA SON SEIS, SEIS, SEIS.
Me duermo. Me despierto. Me masturbo y prendo un cigarrillo, pero no puedo subir. Entonces rezo por alguna razón descabellada. Dios no me escucha. Dios no está. Dios nunca estuvo. En momentos de desesperación solicito con alaridos desalmados su presencia.
Pero, claro, por supuesto: nadie responde.

lunes, junio 05, 2006

Tachas, homosexuales y ricota vencida.

El sonido de las teclas tecleadas del teclado me logran excitar lentamente. No por el que escribe, claro que no.

El sonido lento, uniforme y reiterativo.
No imagino ni fantaseo nada ya que...bueno...es un viejo. Aunque ahora que lo pienso ¡Mamita! Que viejito sensual.

"¿Cómo te va Mirta desde hace ya un mes que no te enviaba un mail. El lunes hago la revisada médica para entrar.
Estoy acostumbrado a trabajar los sábados pero domingos…apechugaré.”

“¡Apechugaré!” “¡Apechugaré!” Por favor señor Jesucristo, ¿Cuál es el motivo de sentir tremenda erección? “¡Apechugaré!” Existen 985.7589.000.000.000 palabras y tiene que tipear lenta y apasionadamente un provocativo y ereccionado “Apechugaré”?

Listo.
A la mierda- reaccionario.
Tenia que cagarla hablándome, maldito hijo de puta. "Ché, ¿qué mierda me apareció? No puedo sacarlo".
Le saco la barra de inicio que por alguna razón la movió hacia el costado izquierdo. Viejo pelotudo. Encima que no teclea mas con sus dedos leprosos me habla?

Esta bien. Bárbaro, esplendido, te felicito.
Segui leyendo sobre ahorristas y prestamistas.

.....................................

Fetiches tecleadistas desaparecen en medio segundo, creo que iré a lamer zapatos de plataformas. O manosear el asiento de bolitas de algún tachero.

Eduardo Edipolar.

Dame una patada. Una patada en las bolas. De esas que duelen como la gran concha salida de tu hermana. Así. Igual. No me vengas con que me queres, que no me queres hacer daño, con pura alfarería. Te pido que me des una patada.
Patea mi mundo en tres (o cuatro) segundos. Quizás dure menos. Ojalá.
No me vengas con filosofía de panadería chaqueña. Hornea el pan, quemáte los bellos púbicos con el fuego, pero por favor, no me vengas con tus malditas artimañas, Matías.
El mundo es ese cóctel de sensaciones y prostíbulos. Las sensaciones únicamente se sienten en los prostíbulos. Fuera de ellos, simplemente no hay sensaciones. Hay melocotón, sí, pero no hay sensaciones.
Nunca sacudí mi pene en un prostibulo y nunca le di mi número de teléfono a una puta. No solo porque no le interesaría sino porque nunca tuve la oportunidad de que así fuese, porque nunca prostibulié. Nunca fui a la cárcel. Nunca me drogue. Nunca mate a nadie. Y nunca nadie me mato. Te preguntaras entonces para que carajo vivo. Te respondo:

NO TENGO LA MAS PUTA IDEA.

Te pido entonces y lo reitero hasta que estés listo para darme el gusto:
(No lo hagas por vos. No lo hagas por el sacerdote que te garchaste ayer ni por aquella maestra jardinera que tanto te calienta. Hacelo por mi. No cantes Attaque 77 porque me hecho un suici-suici ya).
Dame una buena patada, que dure tres segundos pero que me deje doliendo una media hora, en lo posible.
Pasado el dolor testicular, le sacaré punta a los lápices y se los regalaré a una cabra.

miércoles, mayo 31, 2006

Todos somos aerolíneas.


-El nene no me come. No se quiere bañar y no ordena su cuarto. No me habla y esta todo el día afuera. Viene solo para manguearme o para que le compre un profiláctico anfetamínico.

-Dígame, señora, ¿qué hora es?

-Y no solo eso, le compro ropa y me la desprecia. Se viste de manera tal que todos piensen o comenten que es un indiscutible demente. Necesita la luz del Señor para que lo encarrile.

-Sin duda alguna. ¿Qué hora es?

-Ni te cuento de sus amigotes... Parecen un calco de él.

-Claro, claro. ¿Qué hora es?

-Las 7.09.28 del mediodía.

-Gracias.

-Esta bienvenido.

-Bueno, tengo que ir a coserle la válvula suprarrenal a la pecera de la tarántula de Edmundo. [Rompe el longplay de Los Parchis, se inyecta heroína y salta cual renacuajo en celo.]

La mujer no puede comprender su conducta por lo cual se limita a seguir analizando el nuevo pezón de "La Cardone" mientras esparce mayonesa, bijouterie de alta costura y constantinopla sobre su orificio neoyorquino.

martes, mayo 30, 2006

PAMI.


-Puja, puja!
-Aigggnnnrrr gggnuaaaa
-Vamos Silvi, ya esta saliendo. Puja, puja. Vos sos fuerte.
-Aaagggrrfn gnuttteeelllaa.
-Ya casi. Falta poco, aguanta un poquito mas. Hace fuerza.
-Ggggnoooccciiiii gggruhauuuu.
-Dale Silvina la puta que te parió abrí bien la concha que ya sale.
-AAAAAAAAAAH
-Bien ahí.

[La enfermera le hace entrega y le agarran ganas de orinar]

-Uuuf! – jadea Silvina.

El marido, parto-fóbico por excelencia, entra a la sala muy preocupado. Sus manos tiemblan y comienza a sudar al observar al pequeño garbancito que su esposa parió.

-Es calvo, amor-le dice a Silvina.
-Obvio, riñoncito mío, es un bebé.
-Es...Es calvo - repite.
-Sí, gordi, sí. Claro que sí.
-Igual tiene sangre y restos de placenta, debe ser por ello.
-Probablemente, carapichuli.
-Bueno, me voy a comer un panqueque con Roberto que me esta esperando abajo.
-No, amor, no.
-Sí.
-Con lo que me gustan los panqueques! no podes ser así!
-Paso por la carnicería y te traigo un poquito de mondongo, no te preocupes.
-Okay. Mejor así.
-Chau
-Chau

Su esposo se aleja, saca sus lagrimas de los bolsillos, le llora a Roberto una vez abajo y juntos se dirigen a la bicicleteria de enfrente.

miércoles, mayo 24, 2006

Facultad de Médicina.

El Negro Ponce siempre fue así.
-Ché Negro, por qué no cambias algún día? le preguntaba los domingos cuando la yerba se enfriaba. El negro, calmo como siempre, me miraba a los ojos. Me analizaba. Yo me sentía incomodo ante su mirada. No porque sea él. Siempre me sentí incomodo ante las miradas ajenas, mas cuando eran tan dirigidas a mi. Sin embargo había algo que me llenaba de misterio en cuanto a los análisis visuales que el Negro parecía otorgarle a cada persona en particular. Mas aun cuando se detenía en mis pupilas o corneas en momentos que parecían durar eternidades.
Muy pasivo, el Negrito me decía "Las cosas no cambian. Nosotros cambiamos" tomaba otro sorbo de maté frió y se perdía de nuevo en sus pensamientos, olvidándose de mi presencia- y por qué no -de la suya también.
El negro es una de esas personas que tienen la capacidad de permanecer callados por horas. Tan calmos, tan discretos, tan oyentes. A veces creo que es por mera soberbia o por puro afán de generar un misterio. Pero sus miradas cómplices lo develaban, si es que intentaba ser recóndito, claro.
Siempre se producían una serie de pensamientos carentes de forma o sentido en el aire. Los podía palpar. Llego a pensar que el Negrito era el encargado de emitirlas y te las dejaba ahí para que vos las agarrases o no. Pero siempre permanecían flotando por alguna razón descabellada. En fin..cosas del negro Ponce. Con tal de alarmarte hacia cualquier cosa el muy hijo de puta.

Aznarepse, ¿Para qué?

No. Listo. Ya está. Demasiado tarde.
Vas escribiendo mentalmente por la calle y antes de dormirte. Te despertas y abrís un ojo pero lo mantenes cerrado y estas despierto pero dormido también. Escribís diferentes situaciones, todas mentalmente. Pero con forma de texto. Vas imaginando como quedaría escrito hasta que notas que una vez que queres escribirlo literalmente, sobre una hoja, se fue. Para así no llenarte de bronca intentas escribir cualquier otra cosa. Pero no sirve. Ya es tarde. La idea original se perdió en tu cabeza.
Entonces seguís durmiendo, pero no dormís, no. Seguís escribiendo diferentes situaciones o historias.
Quisiera recordar una de ellas. Pero no. Mi memoria es lo mas cercano a un culo antihistamínico que pueda existir. Para así no llenarme de bronca conmigo mismo, entonces me limito a escribir un par de pelotudeces y me voy.
Escribía en un sueño. O mejor dicho me imaginaba escribiendo. También imaginaba que estaba grabando mis escribiciones mentales en el reproductor de mp3. Hasta que note que mis voces pensamentales no iban a salir grabadas. Sin embargo al escribirlos con fuerza en mi mente quizás algún sonido cósmico o iónico podía ser capturado. Pero no. No fue así. No solo porque no me estaba grabando sino porque esta durmiendo y soñándome. O quizás estaba despierto y ahora estoy soñando. No lo sé. Igual tengo las manos frías y estoy a punto de estornudar.

Termina la sesión nocturna. Carlos recoge sus cosas del diván. Alicia, su analista, aun se encuentra muy ocupada otorgándole un sexo oral que parecía ser intenso pero que ahora esta devorando al Negro Ponce por completo...

martes, mayo 23, 2006

Ciencia natural imaginaria.

Siempre me gusto perder mi tiempo deprimiéndome en la cocina, en el living, en el comedor. En donde esté, siempre hay una buena -o mala- razón para entrar en ese estado de dejadez absoluta por el mero sufrimiento masoca. Sufrir es cosa de todos los días. Un deporte. Una profecía. Y hoy es uno de esos días en el cual utilizo todas mis técnicas y estrategias para sentir ese vació existencial. Porque seamos sinceros, ¿quién no disfruta de una buena mariconeada en invierno y encima ser lo suficientemente pelotudo como para denominarla “vacio existencial”? Pero no es invierno, no. Tampoco primavera ni otoño, empiezo a pensar que es Ñandú o Lemonchelo. Sí, creo que es Lemonchelo. Estoy seguro de que todos lo saben. No lo admiten, claro. Pero tampoco admiten mi torticolis ni sus hemorragias. Lo cual no es enternecedor pero tampoco un artilugio clandestino. Es.. pañola tetona comprando apuntes en la esquina de la facultad. La perra viene, te succiona y se corta el pezón. Como todas, obviamente.

Personal Computer de mierda. ¿Anti-porn? ¿Qué verga es eso? ¿Cuál es el fetiche de ponerlo y sacarlo frente al pelotudito que mira, analiza y descubre la contraseña? No pongas contraseña, ché. Deja que los pobres pelotuditos se toquen gratis. Si total te pagan la hora y no perjudican a nadie. Después se quejan de las violaciones...
Pero que cosa loca eh. Que hemofilia. Si hubiese mas porno, habría menos violaciones. ¡El libido, el libido! La clave esta en el libido hormonal eclesiástico. Como todo, por su puesto.

Volviendo al tema de la escribicion del dia de hoy. No quiero escribir mas. De hecho nunca quise. (La torticolichi me esta matando). Haceme unos mimitos. Dale que estoy llorando, chupame el pitito.
No me estimulan, ni excitan ni apetecen las levantadurias camales por inercia a las seis de la mañana.
Me esta matando el cuello me voy de este lugar de mierda.

lunes, mayo 22, 2006

Tortícolis extrema.

Reinventando las gotas de saliva que caen de tu boca así no pegajosean mis sienes. Necesitaria un poco de fijador, no lo niego, pero no quiero tu saliva con olor a corral en mi cabeza.

Tenes el poder de eliminarme con cada palabrita chota. Permanezco inmovilizado como un pelotudo por horas en el subte. Y no lo notas porque no hay nada notar.

Te extraño y necesito tanto de tu carita en este momento. Y da igual, total en dos o tres dias te veo y no notaras mis complejos oviparos.

Nunca se sabe si es bueno o malo pero que te haya dejado de hablar me permite contraer mi ano y eyacular las flatulencias mas morbosas y jugosas de la eternidad- o del ciclo de Krebs.

Matematiquisame.

A tal punto que mis manos no me pertenezcan y una graaaaaaaaaaaaaaaaan onomatopeya blanquesina altere mis gemidos nocturnos.

Y caigo nuevamente, agradezco que tu poder haya disminuido considerablemente.

A vos, en cambio te amo, Matías.
Tu estima-ciclomotora derrite todo. Derrite todo porque no hay nada que derretir, por supuesto. Baja tu mente de una buena vez, dale, me canso de esperar.

Mientras tanto voy a Nietzchiarte el Nietzchenial Nietzchenito que Nietzchea tu Nietzche.
Total no tengo idea quien mierda es Nietzche, nunca pude digerir bien la leche chocolata por la mañana.

domingo, mayo 21, 2006

Canasta Húngara.

Cada cual con su droga. Ácido, polvos, jamones o páginas en blanco, lo mismo da, siempre y cuando empieces a succionar caños de escape a los cuatro segundos y medio de haberla aspirado.
Igual me sigue picando la barba. Igual mis manos están heladas. Escribir con guantes es un tanto insensato.
Me limito y así escribo, por escribir, lo primero que caduca en mi mente. Mi mente es ese algo repleto de bellos pubicos y no precisamente mi ingle. Mi duodeno, obvio.
Sigo esperando alguna idea y no arriva y verdaderamente me altera, pero no hay nada alterador.
No tolero mi barba mal-barbida. Pica y pica y pica.
No quiero afeitarme. No sé porque. Pero el picor me piquea picosamente cada vez con mayor vigor o esperma.

Mescalina.

-Camina derecho hasta Avenida Córdoba. De la mano de enfrente vas a ver un cartelito que dice "Subte Linea D". Seguí la dirección del cartelito y vas a chocarte con la la puerta de Facultad de Médicina. Vas a ver un par de puestitos de libros y cosas. Imposible perderte. ¿Entendiste?

-No.

-Okay.

-Okay las pelotas de Mahoma.

sábado, mayo 20, 2006

Youknowthatidontcare


Lentamente soy mas adicto al efecto narcotizante que queda en mi garganta después de convulsionarte. Me excita tanto lo prohibido que es tu culo que quiero lamerlo y penetrar tu esfínter con cada bostezo. Ojala mueras, así no me torturas mas. Así sigo jugando a cortarme los brazos cuando no estas. Así te sangro la cara. Así eyaculo el sida mas estimulador de todos y nos enfermamos juntos y morimos y no hundimos mas los pies en este mundo diarreico. Así tus pedos me asfixian y no veo nunca mas la cara de ángel mal parido que tenés. Te odio. Odio amarte tanto y no poder vivir en paz, por tu culpa, por tu culpa, por tu gran culpa, te voy a suicidar, mierda viviente.

-No me llames Catatonia, primero que nada. Soy tu mente y te acompaño por mas que no quieras. No te voy a dejar solo. Sé muy bien de tu orgullo y tu negación a confesarme lo tanto que me necesitas. Estoy tan perdido que quiero perderte en mi caparazón. Te amo. Amo tus odios y tus cálculos renales. Amo que no escuches mis palabras cuando te hablo, cuando clavo mis pulgares en tu complejo de alzaimer.

-Cambie mi mente, te dije. Ya no me perteneces, andate. Te voy a eliminar de mi vida en cuanto pueda. No podes aprovecharte así de mis vísceras. Al menos usa tus olores de torniquete, así mi brazo para de sangrar. Si tanto me amas como decís, entonces hace algo. Me esta doliendo mucho, me arde, me quema, deje el pus en la arena.

-Vas a terminar postrado, pelotudo. Postrado. ¿Sabés lo que significa eso, no? No estoy jugando. No quiero que sangres pero tampoco quiero que tomes esta actitud libertina y arrogante que tanto te caracteriza últimamente. Dejala al menos por una vez. ¿Me harías ese favor?

-Ja, Ja, Ja. Te amo.

-Yo no.

-Bueno, igual mentía.

-Lo sé.

-Y qué? Te amo y sabes que estoy mintiendo. Pero me gusta mentirte. Mis mentiras compulsivas te toman desprevenido a menudo. ¿Cómo podes saber que digo la verdad cuando digo que no te amo?

-Sos un cleptómano egoísta, nada mas. Y tenés mucho miedo a que deje de existir.

-Si sabes que te quiero suicidar.

-Suicidame, no cambia nada. No me vas a tener nunca, hijo de puta.

-No importa, nada importa. (Termina su maté cocido. Se encierra en su cuarto. Llama a su abuelo que esta muerto y se pone a llorar).





TE AMO.
de verdad.

jueves, mayo 18, 2006

Viernesjueves.

Los pasos son esencialmente los mismos. Siempre poseen la misma esencia de vainilla. Y se repiten.
Parece que empieza -o uno se obliga a que empiece- , empieza literalmente, llega al momento pre-coital y finalmente el coito hace su aparición tan indeseada (coito sin placer, sin ningún acercamiento de tipo físico, por supuesto). Luego, culmina. Digo, termina la rutina.
Un día comes un choripán, otro te compras un pañuelo descartable o mejor aun: te ganas el "Mi Bingo" de Susana, pero en sí, el día sigue siendo el mismo.
Esta claro que el domingo no es el mismo que el martes, ya que no solo contiene tres letras mas, sino que, segun dicen, es el día en que es mayor la provocación y el coqueteo del suicidio con sus respectivas víctimas. De todas maneras -perdón por mi intromisión- el día es básicamente el mismo, sin importar si es una palabra esdrújula, grave o una sinalefa.
Claro está, que carece de motivo funcional el destacar suicidios- mas aun si son ajenos. Tampoco cobra vigor el desmembrar margaritas o comprar pan de campo.
"Hagas lo que hagas, vayas donde vayas": no vas a pellizcarle la teta a la diosa de tus pajas nocturnas.

miércoles, mayo 17, 2006

Procesos Creativos.

Mi pene quiere comer choclo cada vez que hay olor a Carla.
Y estoy incomodo cuando observo tus pechos. ¿Por qué carajo sos tan frágil de apariencia eh? ¿No ves que no puedo evitar jadear y gemir cuando pedís mi reloj? Y sí, mi letra es linda. Es la mejor de todas. Pero soy alérgico a la tiza, perdón.Yo tampoco conozco a tu abuela, pero desearía hacerlo. No porque sea estético, sino porque aun no puedo entender como hizo para garchar a tu vieja de tal forma que su útero te haya al-verga-do por nueve, ocho, quizás siete meses.Y sí, todos sabemos que sos lo mas angelical que ví en años y que tu voz es hermosa y quiero lamer tu vientre y tu dedo anular, pero no por ello tenes que permanecer ahí calladita mientras la otra se hace la inteligente hablando de la teoría Gestáltica y del forrito de Kant. No, baby I Can't. ¿Qué haces en la Uces? ¿Qué haces frente a una clase hablandole a idiotas que no ven tu belleza? Es ahi cuando pienso una y otra vez...Fuera Uces, fuera de mi vida, fuera de la tuya también, no te abuces, no te abuces. Pero nadie escucha. Por lo cual me limito y voy a hablar con el espejo en el baño, esperando que algún día entres y empieces a hablar vos también. Pero no con el espejo, no. Con la cuchara o con las bolitas de naftalina que hay en el meadero. Así veo tu culo. Digo, digo, así veo tus cabellos sensuales. Mierda. Enserio tu pelo es provocativo.Pero claro, claro, claro, sos mi profesora. Y me miras porque la silla siempre esta hacia mi dirección. Porque yo llego tarde entonces no queda mas remedio que estar siempre en ese maldito lugar que nadie quiere. Ahora quiero llegar tarde siempre, para así ocupar ese lugar conchudo. Así tu mirada clavada en la nada - o quizás en mi verga, ojalá, ojalá- me miré. O que haga que me mira. La mas simple simulación que hagas con tus pupilas putrefactas no va a importar. No importa. Tengo mi ropa interior mojada. Y no importa. Nada importa porque sos mi profesora y nunca nada va a hacer que te fijes en un ser demacrado, desagradable, homosexual y estúpido que soy yo.

martes, mayo 16, 2006

Ogyr, el pato.

-En sí el problema sigue siendo el mismo: Jorge no quiere dejar de fumar. Lo mande a terapia grupal, probamos juntos mas de ocho métodos con diferentes gurúes. Pero no hay caso. El esta convencido de que el humo no le va a llegar a la vesícula seminal. Por eso te llamé. No solo porque necesito apoyo en cuanto a la decisión que tome -ya que afecta especialmente mi integridad emocional- sino por su bienestar. Quería probar con su técnica de Lamandaneti. No pierdo nada probando algo nuevo, no? Mis caninos están desafilados y ya casi no puedo aguantar la respiración. Por favor no me pida el DNI ni muestras de sangre. Soy agorofóbica y no puedo lamer DNIES ajenos. Entiende?

-Doctor cuando termine con el monologo avíseme. No puedo continuar escuchando a mi hija en este estado delirante.

-Esta bien, señora, déjeme a mí. No se preocupe , con uno o dos electroshocks diarios su hija va a volver a la normalidad.

domingo, mayo 14, 2006

Portazos, úteros y coníferas.

Una kingsize por favor. Con somier de avellana si es posible. No, no, únicamente para mi. Nadie mas. Bueno, eventualmente quizás venga alguien, pero es para mi solo, señora. No, sin agua. Quiero el somier y el colchón, nada mas. ¿Entendió? ¡Obviamente que quiero resortes!
No, gracias, no me apetecen ese tipo de ofertas. Quiero la cama kingsize, sin sabanas de animalitos, con resortes y sin agua. Listo. ¿Entendió ahora? Le dije kingsize señora! Voy a llamar a atención al cliente, haber si le pueden comprar algún artilugio para sus oídos. No, no. No se lo tome personal. Le dije tres veces la cama que quiero y sigue indagando en lo mismo. No es que no tenga paciencia. Es que esta muy claro lo que ando buscando, o al menos eso creía yo. Por eso, le repito, no es nada personal. No tengo ningún problema con las camas, ni con la empresa, ni con usted. Pero...Señora le repito, KINGSIZE. KINGSIZE. ¿Entendió ahora?
¡La re puta que la parió! ¡No quiero preservativos! ¡No quiero anillos de pene! Estoy hablando de camas. Pero..Pero...Oh Perdón, perdón, pensé que hablaba con la empresa de camas. Disculpe, disculpe, no sabia que era una domicilio. Y no, no requiero de sus servicios en este momento. Mis erecciones son naturales, no necesito de los anillos ni de las cremas que me habla. Emm..Gracias, gracias pero no estoy interesado.

[CORTA EL TELEFONO]

"¡A la pipetua! ¡Cómo están las hembras hoy en día!"
[Se sube los pantalones y sigue leyendo el diccionario.]

Insomnio.

Dialogar con el monitor. Intercambiar palabras con cada letra del teclado. La silla y la espalda formando un arco único, incomodo. Pero por sobre todas las cosas hablar con los objetos. Escuchar sus silencios y detenerse ante cada mirada. No es que quiera mirarlos, no. Pero me miran. Me obligan a mirarlos y por mas que no quiero, termino hipnotizado ante su presencia. Podría estar horas mirando una lámpara, horas mirando un felpudo mugriento y horas mirando el techo sobre mi cama.
Horas pensando, sin pensar. Horas malgastadas. Horas de dialogo interno. Me limito a observar. Observar cada pequeño detalle. Hay algo tan erótico en torno a sus presencias que logran captar mi atención continuamente.
De todas maneras, no tiene importancia. Probablemente por ello es que me resulte tan interesante. Y si no me resulta, que me resulte. Igual sigue sin tener importancia.